Las ilustraciones en los libros informativos para niños y niñas tienen un lugar cada vez más importante en la tarea de divulgar el conocimiento y están más allá de ser un mero acompañamiento o adorno del contenido verbal.

Por Macarena Pagels

El primer libro informativo orientado hacia la infancia que se considera como tal es el famoso Orbis Sensualium Pictus (1658) escrito por el checo John Amos Comenius. Este libro fue creado con una visión muy particular del autor sobre la pedagogía y la enseñanza del latín, ya que por primera vez se incorporan imágenes en un libro con una intención estética y didáctica.

En 2018, la editorial Libros del Zorro Rojo ha rescatado esta antigua publicación ofreciendo a los lectores una nueva edición, manteniendo casi en su totalidad el contenido original. Gracias a este trabajo podemos leer en la primera página una invitación explícita al mundo del conocimiento: “Acércate, niño; ¡aprende a ser sabio! Te conduciré por todas las cosas, te las mostraré todas y les pondré un nombre para ti”. En las páginas siguientes se muestran los distintos conceptos y nombres de las cosas del mundo y actividades de la vida, acompañados de una ilustración con su correspondiente referencia numérica. Esta forma de enseñar fue revolucionaria en aquella época e inauguró la tendencia de incorporar imágenes en los libros para niños y niñas.

Orbis Sensualium Pictus es considerado el primer libro informativo orientado a la infancia.

Las ilustraciones no son solo un adorno en el libro de Comenius, sino que son parte del sistema que concibió para enseñar el latín a los más pequeños. Tanto en el pasado como en nuestros días, este es uno de los grandes desafíos que enfrentan muchos divulgadores del conocimiento.

A diferencia del contexto cultural que vio nacer esta publicación, los libros informativos de hoy han adoptado innumerables formas lúdicas y atractivas visualmente, que atrapan a un público cada vez más sensible a estos formatos, acostumbrados a las pantallas y medios audiovisuales.

Los libros informativos actuales buscan aproximar a los lectores a la observación de la realidad, el conocimiento de una disciplina y a la vez, estimular en ellos la curiosidad por saber más. La imagen tiene un lugar esencial en esta misión, dando origen a obras desafiantes, en apariencia sencillas, pero que guardan un sinfín de juegos conceptuales asequibles a cualquier edad.

Funciones de la ilustración en los libros informativos

La imagen es un recurso imprescindible en los libros informativos para niños y cumplen distintas funciones en relación con su contenido, siempre con el objetivo de hacer atractivo el tema o la problemática que ofrece. Un libro informativo puede tener ilustraciones, fotografías, gráficos, mapas conceptuales y otros recursos visuales que complementan el contenido verbal.

Más allá de adornar la página o traducir visualmente lo que se halla en el texto, las imágenes deben ser interpretadas por los lectores para comprender el sentido de lo que presentan sus autores. El arte de la divulgación también se vale de este recurso para difundir las ideas, tal como hizo Comenius hace siglos atrás.

La ilustración tiene un lugar especialmente significativo en este tipo de libros. Principalmente, porque ofrece grandes ventajas que la visión natural de los fenómenos no permite. ¿De qué manera podríamos tener una representación de cómo eran los dinosaurios, si no fuera por la ilustración? ¿Podríamos tener fotografías de archivo de cómo eran estas criaturas?

Las ilustraciones también aportan un punto de vista que muchas veces no logra la fotografía. Muchos ilustradores científicos, por ejemplo, han debido documentarse muy bien para representar sus objetos y así aportar la mayor cantidad de detalles posibles de plasmar.

Jardín de Chile (Hueders, 2016), escrito por Carolina Moya e ilustrado por Loreto Salinas.

La ilustradora chilena Loreto Salinas comenta en una entrevista, a propósito del libro Jardín de Chile (Hueders), que la etapa de investigación es la que más disfrutó en el proceso creativo de este libro informativo, cuyo tema central es la relación entre la flora y fauna de nuestro país y su importancia vital para el equilibrio de nuestro ecosistema. Cada doble página muestra un asombroso trabajo de ilustración de algunas especies vegetales y animales que habitan en cada una de las regiones de nuestro territorio, retratadas con gran nivel de detalle y belleza.

Por otro lado, hay conceptos y contenidos difíciles de explicar verbalmente, por lo que la ilustración ayuda a evitar descripciones que pueden complicar a los autores y los lectores. Un ejemplo destacable de esto es Fuerte, suave, murmurado (Barbara Fiore Editora), un libro visualmente sublime que trata sobre el sonido y el sentido de la audición, un fenómeno que paradójicamente es invisible a nuestros ojos. Además de clarificar detalles, los creadores también se valen de la ilustración para esquematizar ciertas estructuras y conceptos, permitiendo a los lectores hacer comparaciones, clasificaciones o paralelismos.

Detalle ilustración de Fuerte, suave, murmurado (BFE). Créditos: Barbara Fiore Editora.

En Los viajes perfumados (Océano Travesía, 2019) nos aventuramos en la ruta de las flores que han viajado por el mundo y han protagonizado de manera silenciosa la historia de la globalización. El trabajo de la ilustradora Amélie Fontaine logra representar muy acertadamente ese complejo proceso, en una doble página que muestra a las diferentes especies de flores que han transitado por los distintos continentes.

También observamos ese acierto en Geo-gráficos (Escrito con Tiza, 2021), de la artista Regina Giménez, que de manera virtuosa mezcla el arte y la estética de las figuras geométricas para representar los elementos de nuestro planeta, en una sucesión de esquemas que comparan tamaños, alturas, densidades y otras medidas del cielo y la tierra.

Geo-gráficos (Escrito con Tiza, 2021). Créditos: Escrito con Tiza.

Como vemos, la ilustración está más vigente que nunca y es imprescindible todavía en libros de flora, de fauna, de medicina, de anatomía y de arqueología. Sin embargo, hay que tener cuidado con la manipulación que pude hacerse de la ilustración. Por ejemplo, algunas representaciones del cuerpo humano en los años cuarenta carecían de órganos sexuales o ciertos animales se presentan con rasgos totalmente falseados. Por ende, las ilustraciones también nos invitan a ser críticos y poner atención en cómo se construye el discurso verbal y visual impreso en sus páginas.