Con una sofisticada técnica de escritura es, tal vez, la primera virtuosa del género de la novela británica. Con Jane Austen surge un nuevo estilo literario con obras que se centran en aspectos más cotidianos de la vida, con gran talento para describir los sentimientos de personajes comunes y corrientes.

Por Daniela Angelini A. Licenciada en Lengua y Literatura Inglesa y Máster en Literatura Infantil y Juvenil.

Jane Austen nació el 16 de diciembre de 1775 en Steventon, una aldea en Hampshire en Inglaterra, durante la época de la Regencia. Fue la séptima hija de un clérigo, George Austen y Cassandra Leigh, una familia no muy adinerada pero que sí tenía conexiones con la aristocracia. El padre tenía una biblioteca de 500 volúmenes con autores clásicos y nuevos a la que los hijos podían acceder, y de esos libros él solía leerles en voz alta sus pasajes favoritos.

Austen sólo escribió seis novelas, dos de las cuales fueron publicadas de manera póstuma.  Todas ellas siguen vigentes más de doscientos años después de su fallecimiento. Es más, sus libros experimentaron un 20% de aumento en las ventas en Reino Unido el 2020, según datos de la revista The Bookseller. ¿Cómo ha logrado que sus obras sigan encantando al público actual?

Si alguna vez Jane Austen escribió un diario de vida, éste no se ha encontrado jamás. Su hermana casi tres años mayor, Cassandra, destruyó la mayoría de las cartas que existían de Jane tras su muerte, quedando solo 160. La más antigua es de cuando ella tenía 20 años. Gracias a esas cartas hemos podido conocer pequeños detalles de su vida cotidiana y leer comentarios que hacía sobre familiares y amigos.

El interés de Jane Austen estaba puesto en las personas, sus excentricidades, su apariencia, sus diálogos. Probablemente en estas personas se inspiraba para crear a sus personajes. En esa aguda capacidad de observación está la gracia que nos cautiva hasta hoy a sus lectores. 

Adaptación cinematográfica de Orgullo y Prejuicio (2005). Créditos Filmaffinity

La primera nota biográfica de Austen se escribió tras su muerte y la hizo su hermano más cercano, Henry. En ella describe la vida de Jane como “exenta de hechos interesantes: su curso tranquilo jamás alterado por cambios o crisis”. Eso a simple vista, ya que la enviaron a un internado dos veces y en uno de ellos casi muere de tifus. Además, tras jubilar su padre, cuando Jane tenía 25 años, dejan Steventon para irse a Bath, donde pasaron los siguientes ocho años mudándose a propiedades cada vez más pequeñas por problemas económicos.

Durante todo ese período Jane deja de escribir. Se cree que deja la escritura porque era un período en el que estaba desbordada. Al mudarse a Chawton, en Hampshire, en 1809, se encuentra nuevamente en un lugar psicológicamente seguro para volver a escribir. Y es en esa época en la que empieza a publicar.

Perteneciente a una numerosa familia, con muchos sobrinos y sobrinas, fue justamente en respuesta a los capítulos de una novela que estaba escribiendo su sobrina Anna, hija mayor de su hermano James, que Jane le envió varias cartas en las que le manifestaba sus comentarios y le hacía sugerencias a la escritora en ciernes, dejando una serie de consejos sobre cómo escribir una novela. Le aconseja, por ejemplo, describir los hechos de manera correcta y veraz o que escribir sobre la nobleza supone riesgos, ya que ellas desconocen la manera de hablar que ésta tiene.

En sus cartas Austen escribe: “debo ceñirme a mi estilo y seguir mi propio camino, aunque nunca vuelva a tener éxito de ese modo”. Claramente estaba equivocada en lo del éxito, dados los millones de lectores que tiene en el mundo y las distintas adaptaciones que se han hecho de sus novelas en el cine y la televisión. Pero sí fue fiel a su estilo, el cual fue perfeccionando con el tiempo.

La esencia de su estilo y probablemente la explicación del éxito de sus historias está en la sencillez de éstas, en lo cuidado de los detalles y la fina ironía de su prosa. Los personajes son clave en sus novelas. La trama se centra en la evolución de los protagonistas y en las relaciones interpersonales. Todo lo que les ocurre y las situaciones en las que se ven envueltos son para que el lector pueda verlos en distintas situaciones y así conocerlos más.

La autora nos habla de personas y de sentimientos y eso será siempre actual. Es fácil que en sus novelas el lector se identifique o incluso se enamore de un personaje. A cada uno le da su propia voz, su rasgo distintivo, eligiendo con cuidado cada palabra para cada personaje, para que se adapte a su personalidad. Como el tono rastrero y adulador que muestra Mr. Elton cada vez que le habla a Emma o el modo muy pomposo de hablar que tiene Mr. Collins en Orgullo y Prejuicio, utilizando oraciones muy largas.

En sus novelas la vida de la alta burguesía, los terratenientes y el clero a fines del siglo XVIII y comienzos del XIX es retratada en detalle. Así como también distintos valores son reconocibles en sus relatos.

Sensatez y Sentimiento (1811). Créditos jonkers.co.uk

En Sensatez y Sentimiento, su primera novela en ser publicada, la impetuosa protagonista Marianne, especialista en juzgar con su corazón, aparece contrastada con su hermana Elinor, quien cree que el corazón debe ser disciplinado por el sentido común y los principios morales. Orgullo y Prejuicio muestra la necedad de confiar en las primeras impresiones que se corrigen con la comprensión y la reflexión. En Emma, la joven protagonista es demasiado confiada e intenta manejar a su antojo la vida de los demás sin detenerse a entender qué necesitan, ni a entenderse a sí misma. La protagonista de mayor edad en las novelas de Austen es Anne Elliot de Persuasión, una heroína que abre la novela con un error de juventud a cuestas, pero de aquella experiencia, ocurrida hace ocho años y medio atrás, ha adquirido una fortaleza que antes no tenía con la que va a enfrentar una segunda oportunidad. Catherine Morland de La Abadía de Northanger es una ávida lectora de novelas góticas, fantasiosa, ingenua, vulnerable, pero con un tremendo sentido de justicia. En Mansfield Park conocemos a Fanny Price, una insegura y observadora chica que llega a los 10 años a vivir a casa de sus primos quienes tenían una mejor posición económica y social que ella. Constantemente le están recordando su condición de allegada, por lo que se muestra tal como es sólo ante su primo Edmund.

Su ingenio, capacidad de observación y de análisis y el detalle con el que describió la sociedad de su tiempo, a pesar de haber viajado poco y de moverse dentro de un círculo social limitado, le permitieron a esta escritora desmenuzar los rasgos y costumbres de su entorno. Nada en sus novelas es al azar, ni las distancias, ni cuando menciona cantidades de dinero, ni el clima, ni las marcas lingüísticas del paso del tiempo, incluso los nombres de los personajes. Todo tiene un significado.

Jane Austen escribió sobre lo que conocía. Fue pionera en mostrar la imperfección de las familias, revolucionaria en el uso del estilo indirecto libre, el cual se utilizaba de manera rudimentaria en la novela del siglo XVIII, recurso que asociamos más al modernismo y que inspiró a autores como Flaubert, Kafka y Henry James. Revolucionaria porque aprovechó la amplia gama de formas que este estilo ofrecía para manipular la ironía de sus personajes. Vemos los errores que cometen sus personajes, pero también conocemos sus pensamientos.

En la madrugada del 18 de julio de 1817, a los 41 años, Jane Austen muere en la ciudad de Winchester y hoy está enterrada en el pasillo norte de la catedral de la misma ciudad.