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Recordar a Ruth Krauss
A 119 años de su nacimiento, recordamos a una de las autoras que cambió el rumbo de la literatura infantil y juvenil: Ruth Krauss, quien junto a otros autores de su generación ‒como Maurice Sendak, Margaret Wise o Crockett Johnson‒ se atrevió a transformar la literatura infantil conectándose con la infancia, validándola y tendiendo puentes para generar respuestas que crean preguntas.
En la década de los 40, bajo la tutela de la editora Ursula Nordstrom, un grupo de jóvenes autores abre una grieta en la literatura infantil, por la cual brota “sabia fresca”, creando una posibilidad alternativa al moralismo reinante o la instrumentalización que se daba en la LIJ.
Una de estas autoras que fue parte del “cambio de aceite” de la literatura infantil norteamericana es Ruth Krauss, quien nace en Maryland, Estados Unidos, un 25 de julio de 1901. A 119 años de su nacimiento, sus libros siguen tan vigentes como cuando fueron escritos.
Esta trascendencia se debe a que Ruth ‒junto a otros autores de su generación como Maurice Sendak, Margaret Wise o su esposo John Crockett‒, se atrevió durante las décadas del 40 al 70 a plasmar una nueva mirada de la infancia, viendo la profundidad y riqueza de la esencia del niño, validándolos y valorándolos como sujetos emocionales y creativos. Esta perspectiva se vio reflejada en sus personajes infantiles: reales, graciosos, frescos y provocadores.
El mismo Maurice Sendak ‒quien la consideraba una gigante dentro de la literatura infantil‒ cuenta que Max, el mítico personaje de Donde viven los Monstruos y Osos, tiene sus raíces en Ruth Krauss y su afirmación de que los niños y niñas deberían tener permitido “ser crueles y maniáticos”, como ella sabía que eran. Esta “monstruosidad infantil” Krauss la ve como una enorme potencia creativa y merecedora de respeto.
Lamentablemente, tardamos décadas en acceder a algunos de sus libros en español y aún faltan muchos por traducir. Uno de los libros que podemos encontrar en nuestro idioma es La semilla de zanahoria (Scholastic Corporation, 1945). Ilustrado por John Crockett, en este libro vemos la tenacidad de un niño que seguía cultivando su planta de zanahoria sin perder las esperanzas, pese a las opiniones contrarias de su familia. En este libro la autora se posiciona del lado del lector, dando una mirada de cómo los adultos opacamos y controlamos el mundo de los niños; Krauss, les brinda la confianza para creer en ellos mismos y, con ello, les otorga la llave de la libertad.
También recomendamos Un día feliz, libro ganador de la Medalla Caldecott, ilustrado por Marc Simont, publicado en 1949 y reeditado en español por HarperCollins en 1995. Este libro nos cuenta poéticamente el despertar de los animales tras el invierno y cómo nos maravillamos con la naturaleza a través de los sentidos.
Además, no podemos dejar de mencionar los dos libros que se han publicado en español, de los ocho que creó junto a Maurice Sendak. Nos referimos a Osos (1948) y a Un hoyo es para escarbar (1952) ambos reeditados por Kalandraka en 2015 y 2016 respectivamente.
Osos, es un álbum rítmico y rimado, ideal para primera infancia, que puede acompañar la rutina de irse a dormir. Es especial para este instante del día, ya que es en ese momento donde se desencadena la historia, cuando el perro, celoso del oso de peluche que ocupa un lugar en la cama, decide robarlo, iniciando una persecución por un mundo lleno de expresivos osos.
Y sin duda, uno de los libros imperdibles de esta dupla es Un hoyo es para escarbar, gracias a la audacia de la editora Ursula Nordstrom que los unió en este proyecto. Esta última, cuando Sendak le mostró los bocetos de sus personitas, pensó de inmediato en la afinidad con el trabajo de Krauss. Ese fue además el comienzo de una gran amistad.
Un hoyo es para escarbar es un libro que se autodefine como “un primer libro de primeras definiciones”, donde Krauss toma ideas de preescolares creando textos sencillos pero “excavadores”. Es decir, definiciones que a diferencia de un diccionario, no solo amplían la mirada, sino que crean nuevas y profundas preguntas especialmente en los adultos. Definiciones que provienen de la aguda y certera mirada infantil, combinándose a la perfección con las pequeñas personitas ilustradas por Sendak.
Esta dupla cumplió un rol determinante en esta transformación de la literatura infantil, validando y conectándose con la infancia, entendiendo el paisaje emocional infantil y la relación de este con los adultos, tendiendo puentes que confían y desafían al público infantil, así como a los adultos que no han perdido su esencia de niños.
En el libro Dear Genius, una recopilación de cartas de Ursula Nordstrom, la editora nos revela su mirada sobre la pluma de Krauss. En una carta de febrero de 1954 a un representante de una editorial decía: “Los libros pueden ser puentes entre el pobre y aburrido adulto insensible y el niño nuevo, e imaginativo. Pero, por supuesto, eso solo funcionará si el adulto aburrido no es demasiado aburrido para admitir que no sabe la respuesta a todo. Los libros de Krauss no encantarán a esos adultos pecaminosos que tamizan sus reacciones a los libros de niños a través de sus propios desajustes adultos. Eso es un pecado y lo encuentro todo el tiempo. Pero hay algunos adultos que no analizan sus reacciones a los libros infantiles a través de sus propios desajustes para adultos desordenados y creo que esos son los que amarán y comprarán a Krauss”.
Justamente gracias a la audacia de estos autores y editores que dieron un giro a la literatura infantil, confiando en los niños y produciendo para ellos libros de una calidad estética y literaria irreprochable, setenta años después somos cada vez más los adultos que amamos, leemos y compramos a Ruth Krauss.
Ruth Krauss, ¡muchas gracias por haber nacido!