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Blanco y negro en la literatura infantil
¿Son las imágenes en blanco y negro menos elocuentes que aquellas a todo color? En este artículo indagaremos en el uso de este recurso visual en los libros infantiles de hoy.
Por Macarena Pagels S.
El uso del blanco y negro ha sido transversal en todas las expresiones artísticas que conocemos: lo encontramos en el cine, en la fotografía, en la pintura, en la ilustración y, por supuesto, en los libros infantiles de ayer y de hoy.
En el pasado su uso estaba sujeto a las posibilidades técnicas y materiales de cada época, siendo muy característico de los grabados de antaño. El artista francés Gustave Doré se considera uno de los grandes maestros de esta técnica, precisamente por el gran manejo que consiguió con los contrastes, la iluminación y el trazo en sus ilustraciones en blanco y negro.
En la historia de la ilustración el advenimiento del color ocurre durante el siglo XIX, gracias a los avances en la reproducción en papel de acuarelas y otras técnicas. A partir de 1860, la impresión a color dominó el mercado de los libros infantiles y los grabados en blanco y negro comenzaron a percibirse como pasados de moda.
Frente a esto, publicar hoy un libro ilustrado en blanco y negro no debe ser una decisión fácil de asumir. Si el color actúa como un recurso estético que permite comunicar infinitos significados y emociones, ¿para qué arriesgarse a publicar un libro de estas características?
En numerosos ejemplares de la literatura infantil actual observamos que el uso del blanco y negro es un recurso excepcional para expresar estados emocionales y mentales complejos, como son el miedo, el misterio, la nostalgia y también, la realidad más palpable. Los contrastes, los juegos de luces y sombras y las texturas adquieren mucho más realce y se convierten en signos de gran expresividad.
Hoy, el blanco y el negro es un recurso infaltable para contar buenas historias. En este artículo recomendaré algunos ejemplares destacados de la edición actual que lo han utilizado con maestría.
LOS MISTERIOS DEL SEÑOR BURDICK
Fondo de Cultura Económica, 1996
Chris van Allsburg es el autor de este libro, publicado originalmente en 1984. Se trata de un ejemplar que desafía toda convención sobre la literatura infantil, ya que no es un cuento ni una narración, sino una recopilación de catorce imágenes que con sólo mirarlas nos invitan a imaginar posibles historias, cuyo único pie forzado es un breve texto adyacente en cada página.
La introducción agrega un contexto para estas imágenes y nos cuenta que fueron entregadas a un exeditor de libros llamado Peter Wenders en la década de 1950. Un hombre que se identificó como Harris Burdick llegó un día a la oficina de Wenders y dejó ilustraciones de catorce libros diferentes que afirmaba haber escrito. Prometió volver al día siguiente con las historias, pero no regresó.
Podríamos compararlo con un álbum de fotografías, debido al gran realismo de cada ilustración. Sin embargo, cada imagen se convierte en un gran misterio que desentrañar al contener elementos fantásticos que se cuelan en cada escena. El impecable trabajo del ilustrador con los contrastes hace que el misterio cobre aún más fuerza, ya que utiliza un juego de luces y sombras que guía nuestra mirada hacia aquellos elementos fantásticos que se entremezclan con la realidad, generando una perfecta atmósfera de ensoñación.
CIRCUS
Contempla, 2017
Publicado originalmente en el año 2010 por la editorial italiana Logos, es un álbum sin texto que se vale de todo el potencial de los recursos gráficos para contarnos una historia, gracias al prolífico trabajo de la artista valenciana Ana Juan. Destaca el uso del blanco y negro con carboncillo para conseguir una atmósfera sombría y angustiante, y solo unos toques de color muy específicos que actúan como un potente elemento narrativo.
La historia que observamos es la de dos niñas gemelas que, de un momento a otro, se sumergen en una dimensión tenebrosa con extraños personajes, pertenecientes a lo que parece ser un circo. Lo surrealista de cada episodio termina siendo un encuentro de cara con la misma muerte.
En este libro observamos unos pocos elementos destacados en color para acentuarlos como signos importantes del relato que se construye visualmente. Sumado al tenebroso ambiente que consigue el blanco y negro del lápiz carbón, su autora busca intencionar el tono que tomará la historia con este recurso, convirtiéndolo en un relato surrealista y tenebroso.
AHÍ
Erdosain, 2016
Otro libro que también destaca por su intrigante propuesta y como un bello objeto de colección es Ahí, de Claudio Aguilera y Vicente Cociña. Un microcuento contado en versos e ilustrado con una serie de miniaturas que destacan por el uso del blanco y negro y el juego con las formas.
Ahí es un relato abierto a la interpretación, pero que nos guía por un sendero claro y directo sobre la relación de un hijo con su padre. Juntos van a cazar pájaros, el padre insiste en que apunte con su escopeta a los pájaros que él avista, pero el niño no los ve (o no quiere hacerlo). Hasta que inventa un pájaro para él, y el padre insiste en que le dispare. Él no quiere hacerlo, pero…
Los significados cobran fuerza gracias a las ilustraciones, que juegan con la figura y el fondo utilizando el recurso del blanco y negro. Se asemejan a un negativo fotográfico, y el juego visual que se produce en cada una de ellas tiene estrecha relación con el tono y el sentido de esta historia, de límites imprecisos, tal como la relación del padre y el hijo. Las imágenes son como destellos de la memoria de un niño, no guardan detalles, solo los contornos de situaciones que marcan y acompañan el curso de la vida.