Una novela gráfica llena de sentido que aborda el acoso escolar y la capacidad para afrontar las dificultades con la literatura como aliada. Por: Silvia Gutiérrez, asesora de proyectos de la región de Valparaíso.

Autoras: Isabelle Arsenault y Fanny Britt
Año: 2016
Editorial: Ediciones Salamandra
Reseña: Silvia Gutiérrez, asesora de proyectos de la región de Valparaíso.

Situada en los años 80’ en Montreal, Canadá, Jane, el zorro & yo es una novela gráfica protagonizada por Hélène, una niña que se ha quedado sin amigas y que debe enfrentar a diario las burlas en el colegio. Su contexto familiar no es más alegre: vive con su madre y dos hermanos, donde la madre lleva adelante el hogar y por tanto, está sobrecargada de tareas y responsabilidades de la economía familiar, la crianza y el trabajo doméstico.

Sus días transcurren en medio de mucha soledad, sin embargo, esa soledad comenzará a difuminarse cuando se sumerja en la novela Jane Eyre, de Charlotte Brontë. Hélène se sentirá identificada con las desgracias de la protagonista y verse en esa historia le permitirá sortear sus propias penurias.

Esta novela gráfica, narrada desde una perspectiva femenina, transita por los diferentes estados de ánimo de la protagonista, donde los textos y la acción poética del color, logran transportarnos hasta su intimidad y mundo interior. El tránsito de los colores es el que permite diferenciar y situar a los lectores en las diferentes historias y emociones que allí convergen.

Acoso escolar, soledad, discriminación, son abordados como conflictos vigentes en el presente, y la literatura funciona como una aliada para no sentirnos tan solos y solas en contextos hostiles o cuando no hay amigas, ni con quien conversar en casa.

Jane, el zorro & yo es una invitación a reflexionar sobre la violencia que viven niños y niñas en sus escuelas, en cualquier lugar del mundo, y la importancia de abordar a tiempo sus consecuencias en la autovaloración y el amor propio, y en la seguridad que se necesita para compartir y socializar con otras y otros. Y es a la vez, un grito de esperanza, de que todo puede ser revertido y de que no estamos condenados a nada.