La novela gráfica “Cuánta tierra necesita un hombre” (Edelvives) está basada en el cuento homónimo del escritor ruso León Tolstoi (1828-1910), autor de novelas inmortales como Guerra y paz y Anna Karenina. Una nueva forma de leer este cuento, que es según James Joyce el mejor cuento jamás escrito. Por Isabel Poblete.

La adaptación libre del cuento Cuánta tierra necesita un hombre, de Tosltoi, fue hecha por Miguel Ángel Diez, que mezcla con fluidez otros relatos de Tolstoi y logra dar profundidad al contexto del campesinado ruso. La novela gráfica en este caso tiene atractivos múltiples: el diseño, la edición, las ilustraciones y el ritmo de las viñetas, que condensan todo para que en una buena adaptación se disfrute a cabalidad un cuento de esta envergadura.

La historia está centrada en Pajom, un campesino que busca a toda costa poseer más tierras para siembra y ganado. Para conseguir esto debe sortear una serie de pruebas que lo enfrentan con el poder de los patrones, la lealtadcon otros campesinos y el cariño que siente por su propia familia.

Es interesante como la ilustración con su trazo sutil y expresivo ambientan el mundo seco, árido y frio del campo ruso desde donde se narra la historia. Este realismo evidente se mezcla con el componente fantástico de la presencia acechante del diablo que va destruyendo simbólicamente una por una las figuritas de la matrioska que le regalaron a su pequeña hija para que le diera suerte a la familia.

Los diálogos dinámicos dan consistencia a los personajes, la mayoría toscos, sarcásticos y llenos de humor negro que nos acompañan durante toda la lectura.

La novela gráfica, a medida que trascurren los capítulos, va adquiriendo el ritmo propio de la acumulación de tierra. Esta posesión es lo que va enajenando al protagonista y que no deja de estar cerca del consumismo exacerbado en el que vivimos hoy día. Frente a esta temática, la historia parece no necesitar de sermones moralizantes, ya que posee un equilibrio donde todo cae por su propio peso.

¿Cuánta tierra necesita un hombre? Parece una pregunta poética, pero Tolstoi fue más allá de la retórica y le dio una respuesta concreta y profunda en esta historia.