Conversamos con Camila Saavedra, encargada de la biblioteca “Susurrando Libros” del C.E.M Horacio Aravena Andaur, una de las escuelas ganadoras de la 6° versión del concurso Viva Leer de Copec. Por: Tomás Devia, asesor de proyecto de la región metropolitana.

Profesora de Historia y cuentacuentos, Camila Saavedra es la encargada de la biblioteca Viva Leer “Susurrando Libros” del Centro Educacional Municipal Horacio Aravena Andaur, ubicado en la comuna de San Joaquín, donde es la responsable de mediar la selección bibliográfica con estudiantes de Pre Kínder a Cuarto Medio, apoderados, profesores y la comunidad vecina al establecimiento. Recibió la biblioteca durante el 2018, tras haber participado de la 6° versión del concurso Viva Leer de Copec, y desde marzo de este año ha estado preocupada de generar instancias de lectura, debate y aprendizaje.

¿Cuándo niña tuviste acceso a alguna biblioteca? ¿Cómo fue esa experiencia?

En el colegio que cursé 3° a 5° básico fui por primera vez a una biblioteca escolar, pero era una biblioteca de perfil antiguo, una biblioteca del silencio donde la mayoría de los libros estaban guardados con llave. Ahí fue donde pedí mi primer libro, La Porota, el cual me encantó y aún le tengo mucho cariño. Es un poco como Toy Story, pero hecho libros. La bibliotecaria era muy amable, me invitaba a comer pastelitos y vendía kuchen que yo le compraba.

¿Qué rol juega tu formación en Historia en tu actual quehacer de mediadora de lectura?

Creo que la mediación de la lectura permite ampliar la visión de mundo de los estudiantes a través de la vinculación con las historias leídas, conmoverse y así transformarse. Para mí la mediación de la lectura tiene un rol social muy fuerte, que tiene que ver mucho con poder reflexionar sobre su individualidad, su identidad y su forma de ser en el mundo. Además, desarrolla autonomía, creatividad y opinión lo que se vincula mucho con la enseñanza de la Historia, en la medida en que las dos implican descubrir y vincularnos en lo que nos rodea, reflexionar sobre temas transversales como identidad, interculturalidad, el gusto por el arte, que dice mucho sobre una sociedad. Hacer dialogar estos mundos es una sensación muy enriquecedora.

Tienes formación como Cuentacuentos de la Fundación Mustakis, ¿De dónde nace tu interés por esta área?

Para mí es algo muy simple: el profesor de Historia es un contador de historias y cuentos. Siempre me interesó este elemento narrativo de la mediación de lectura y entonces quise aprender más. También me agrada mucho la parte emotiva que tiene el cuentacuentos, que tú puedes jugar, ser un personaje distinto y así vincularte con los niños de otra manera que no es tanto desde la reflexión a secas, sino que también es una acto creativo en donde uno puede ir generando complicidades. Desde la posición de encargada de biblioteca es muy lindo cuando uno media un libro y  va generando códigos propios del momento que permiten acercarte al estudiante más allá del rol más duro y serio del profesor de aula.

¿Cómo ha sido tu experiencia en la mediación de lecturas a los niños que visitan la biblioteca?

La experiencia ha sido muy bonita. En un principio era más aprensiva, me arriesgaba menos y ahora juego más con el libro, soy más osada, porque voy entendiendo la forma en que los chiquillos van percibiendo los libros y ellos también poco a poco están más relajados en el ambiente de la biblioteca, se entregan con mejor disposición a la mediación.

¿De los libros trabajados con los niños durante este año cual ha sido tu favorito?

Uno de los libros que más me gustó mediar fue El Bunyip (Ekaré, 2012) porque se generaron reflexiones preciosas con los 5° y 6° básicos en torno a ser diferentes, a la forma en que nos trenzamos, nos vamos relacionando, unos con otros, esas sesiones me marcaron mucho. Con los más chiquititos me encantó mediar Petit el monstruo (Ocho libros, 2006), ellos quedaron muy enganchados con la idea de que los niños pudieran ser buenos y malos al mismo tiempo, al relativizar estos valores provocó reflexiones muy bonitas. Con los más grandes, el libro Conversaciones y discusiones (Ediciones El Naranjo, 2009) le fue súper bien, aunque en un principio tuve que estudiarlo harto porque sentía que habían cosas que no veía, que se me pasaban, pero en las mediaciones de pronto se dio algo muy interesante junto a los chicos.

¿Puedes contarnos algún proyecto a futuro que tengas pensado desarrollar desde la biblioteca?

A mí me interesa mucho trabajar sobre América Latina, por un tiempo fueron ideas más ambiguas sobre generar interculturalidad, reflexiones interculturales, sistematizarlas y generar un proyecto artístico, pero últimamente estoy pensando en poder mostrar relatos que identifiquen a ciertos pueblos, donde los chiquillos tengan roles más protagónicos, y a la vez vincularlo con tres ejes: la literatura, la territorialidad y el imaginario que tienen de América Latina.