Conversamos con el escritor chileno acerca de su trabajo literario y su experiencia acercando la Historia a lectores jóvenes. Por: Francisca Tapia A.

Llegó a la Historia a través de las curiosidades, no al revés, me aclara Joaquín Barañao mientras conversamos en una de las oficinas de Planeta, su casa editorial. Es Ingeniero Civil Hidráulico de profesión, pero también un gran recolector de anécdotas: desde 2003 ha recopilado más 4800 datos curiosos en su sitio web Datosfreak.org, un espacio virtual cuya información dio forma a su libro “Historia universal freak” (2014), el primero de los siete títulos que abordan distintos procesos históricos. “Entré a la Historia y me terminé encantando. Lo que era sólo instrumental, era un vehículo para poder contar anécdotas, hoy se transformó en un tema de mucho interés para mí”, asegura.

¿Cuál es el valor del “dato freak”? ¿Qué lo transforma en una información en la que vale la pena detenerse?

Primero tiene un valor de enganche a la lectura, hay libros que pueden ser muy valiosos en su contenido, pero si no son leídos ese valor no se materializa en el mundo real y las curiosidades, las anécdotas, ayudan a que la gente lea. La persona agarra el libro y ahora entra a pelear espacio mental contra Instagram, es todo un desafío. Antes los libros no tenían que entrar en un ring con rivales tan duros.

Dos, sirven como anclas en la memoria. Lo que hacen los datos freaks es que, al ser memorables, te permiten recordar pasajes puntuales que pueden ser irrelevantes en sí mismos, pero que son una especie de portal que te permite anclar en la memoria y entrar a cuestiones que sí son importantes. Puede ser irrelevante que Casimiro Marco del Pont llegó a Chile con 87 baúles de ropa, pero uno dice Casimiro Marco del Pont, quien era ese tipo, ah, llegó con baúles, entonces los trajo de España, entonces era un gobernador español. Casimiro Marco del Pont era importante en la historia de la reconquista, entonces parte de una cosa curiosa. Es como cuando te presentan la primera letra de una palabra y uno se acuerda del resto.  Las curiosidades cumplen ese objetivo. Y hay ciertos tipos de datos curiosos, no todos, que nosotros los consideramos curiosos porque el mundo ha cambiado mucho, entonces en sí mismos son memorables, pero te ayudan a entender cómo ha cambiado el mundo.

Entre tantas curiosidades históricas ¿cuál es el filtro para escoger aquellas que son parte de cada libro?

Los libros míos tienen dos tipos de contenidos: aquellas cosas que son importantes en la historia en sí, que no son curiosidades, y las curiosidades. Y son dos categorías bastante diferentes, entonces cuando yo leo un libro subrayo dos tipos de cosas, lo que es importante para el proceso y cuando aparece alguna curiosidad, y digo esto lo tengo que integrar en el relato, me las tengo que ingeniar para incluir esto porque este es mi elemento diferenciador, historias de Chile hay quinientas. Y sobre lo que tú me estás preguntando tiene que ver con el grado de asombro, cuan inesperado es. Al final son gustos personales, no te puedo tabular cuando se considera algo asombroso o no, y lo inesperado tiene que ver con que hay muchos datos que son asombrosos, pero uno lo habría esperado de antemano, eso pasa mucho con los récords.

Al igual que con "Historia freak", varios autores han trabajado la no ficción con un lenguaje más cercano a públicos jóvenes o incluso infantiles, ¿qué rol crees que cumple este tipo de literatura en materia educativa?

En parte me repetiría con lo que dije del enganche a la lectura, quizás ningún libro de los últimos que se ha publicado en Chile tiene el valor histórico de la historia general de Barros Arana, pero la historia general de Barros Arana está ahí en un mesón y la verdad que nadie la lee, entonces enganche a la lectura, yo creo que esa es la principal función, y segundo una especie de detector de amor por la historia, porque si a uno solamente la historia le es enseñada de manera árida entonces está quizás el potencial de amor por la historia dentro, pero no se materializa porque a uno le genera tirria por la manera en que le fue enseñado. Los libros de este tipo, de divulgación, ayudan para que luego de una vez detectado el amor por la historia poder escalar a autores más serios, historiadores que están expandiendo la frontera de la historia, porque nosotros somos divulgadores que no expandimos la frontera de la historia, sino que recontamos las cosas de otra manera, con otros énfasis.   

En base a tu experiencia dando charlas en escuelas, abordando distintos temas en un tono similar al que plantean tus libros, ¿qué elementos crees imprescindibles para lograr captar la atención de los estudiantes sobre materias que podrían parecer demasiado serias o lejanas?

Mi especialidad se explica por su propio nombre entonces lo que yo hago para engancharlos es contar anécdotas, contar hechos inesperados, vincularlos mucho con la realidad presente, por ejemplo, en la charla que tengo de historia universal les cuento que el imperio egipcio fue tan largo que Cleopatra cronológicamente está más cerca de Justin Bieber que de las pirámides, es divertido cuando uno hace un cruce así. Mis libros también tienen bastante de eso, contar esto en un lenguaje de 2019. Yo me preocupo también bastante de las formas, cuando son libros en el lenguaje, en la prosa, y cuando son presentaciones, en el material visual y audiovisual. Yo soy muy crítico del común de presentación con texto que suele hacerse. La presentación de música, de fútbol y de cine que hago son puros videos cortitos, 10 segundos, 12 segundos. Hoy día está todo ahí, hay que adaptar la cabeza, las herramientas están disponibles.

¿Qué obras de no ficción recomendarías a un público adolescente?

Para cuarto medio yo recomiendo “Armas, gérmenes y acero” de Jared Diamond, un increíble libro que ayuda a entender porque Europa conquistó América, y no América conquistó Europa, y no es por superioridad racial, sino que por circunstancias. Otro libro que podría ser para un público adolescente es “Una breve historia de casi todo” de Bill Bryson, muy bueno, y también recomendaría “En casa” de Bryson, que es la historia del hogar: el living, la cocina… luego eso te remonta a un montón de cuestiones relacionadas, un gran libro.

Tu más reciente libro, “Historia freak de Chile”, es una propuesta más “anecdótica” de nuestra historia nacional, ¿en dónde crees que residen sus mayores méritos?

Yo creo que el mayor mérito es la integración de la historia esencial de Chile con pasajes curiosos que sorprenden y que han sido verificados con buena bibliografía, yo creo que es eso, la integración de ambas cosas. Hay un esfuerzo muy importante por entregar información interesante y creo, por ejemplo, que la letanía de gobernadores de la capitanía general de Chile desde Pedro de Valdivia en adelante no es aporte, porque es información que está disponible muy fácil en internet y libros antiguos hacían eso, empezaban a nombrar los gobernadores y lo que había hecho cada uno. Acá hay un esfuerzo de ¿qué pasó que podría no haber pasado? e intentar explicar cómo eso nos ayuda a entender el mundo de hoy. Lo fundamental es la integración de los elementos esenciales de la historia con las curiosidades integradas en un relato.