Entrevistas
André da Loba: “La ilustración es la democracia en el arte”
El ilustrador portugués —uno de los invitados estelares del festival de ilustración, FESTILUS—visitó la biblioteca Viva Leer de la escuela Juana Atala de Hirmas, en Renca, para compartir con los pequeños lectores. En su primera visita a Chile, aprovechamos de conversar con él sobre su sello como dibujante y su visión sobre la ilustración. Por: Francisca Tapia.
“¿Sabes?, digo muchas veces que estoy aquí por la colección de Sí que me fueron dando”, comenta André da Loba, en medio de las labores con el 3° Festival Internacional de Ilustración, Festilus, que lo llevaron a visitar nuestro país por primera vez.
Da Loba, en un español fluido cuyo acento dificulta situar sus orígenes en Portugal, medita sobre sus inicios en la ilustración, explicando que cuando niño “todavía no había mucha ilustración, creo que tuve un par de libros que fueron impactantes, pero eso lo sé ahora”.
Recién en el año 2000, mientras cursaba sus estudios en Diseño Gráfico, inició su trayectoria en el mundo de la ilustración. “Vi un catálogo de la bedeteca en Portugal, un catálogo de ilustración, como un anuario y me pareció interesante, entonces por ahí me fui”, afirma.
Caracterizado por un estilo sencillo que en muchos casos juega con el trabajo manual con elementos como cartón, pintura y alambre, Da Loba asegura que su sello como artista es más bien “algo que la gente encuentra” en sus obras.
¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Tienes alguna rutina?
Sí, trabajo todos los días desde las 10 hasta las 7, aunque no hay un día igual; hay algunos días que por la mañana no me sale, hay otros en que sí me sale todo. Siempre hay trabajo que hacer.
¿No hay bloqueos creativos en ese trabajo diario?
Como soy un profesional no puedo, no es un lujo que tenga. Creo que viene mucho con el entrenamiento, ya que lo haces tantas veces. Y está un poco también asumir que no vas a ser genial siempre ¿no? vas a hacerlo bien o muy bien, pero genial pocas veces.
Una es suficiente
Da Loba se desplaza con aire despreocupado fuera del hotel que lo hospeda durante su visita a Chile; en su mano sostiene un maletín de madera que lo acompaña durante las actividades del Festilus para trasladar los distintos objetos de su autoría que presta a los asistentes. “Cuando grande quiero ser cómo él”, bromea uno de sus compañeros de viaje, el ilustrador español Javier Zabala, observando cómo su colega se adelanta unos pasos. Da Loba se muestra sereno y curioso, intercalando preguntas, bromas y silencios.
Varios años atrás, cuando cursaba un posgrado, un comentario casual reforzaría la identidad como ilustrador que hoy ostenta. “Un ministro español vino a hacer una crítica y me dijo ‘Hay gente que puede hacer dos y tres historias en la misma imagen, pero tú no‘. Eso fue súper importante para todo lo que he hecho desde entonces; no estoy insistentemente buscando otras historias, una es suficiente y contarla bien” asegura.
Dentro de su portafolio como diseñador e ilustrador se mezclan muchos mensajes y estilos: llamativos trabajos digitales para adultos, y relatos ilustrados dirigidos al público infantil, como El oso y el cuervo y Los siete hermanos chinos, publicados por OQO.
¿Cuál sientes que es la relevancia del trabajo manual versus el digital que se ha potenciado los últimos años?
Yo tengo los dos, pero el trabajo manual surge como un cuestionamiento de lo que se hace normalmente con la ilustración y ahora más que nunca. Se hacen murales, de los mismos murales hacen videos, hacen libros, hacen de todo, ¿no? Eso es un poco cuestionar esta idea de que el libro es el único vehículo para enseñar una historia, para contarla. A mí nunca me han gustado las charlas con una pantalla y una proyección, intento siempre hacerlo como algo más interactivo, íntimo, es como provocar a la gente, es por provocación también que trabajo.
¿Y cuál crees que es el aporte que se hace desde la ilustración a la sociedad?
Creo que la ilustración es otro tipo de arte y funciona igual, es para que la gente lo disfrute y pase un buen rato, como cuando se va al cine, cuando se va al teatro y luego de vacaciones. Luego, como es la hermana menor del diseño y del arte, es un vehículo perfecto para hacer llegar eso que no es fácil de llevar a la gente en general. Está en librerías, es más consumible, la gente lo puede pagar y tener, entonces tiene esto de popular. Está más accesible, te vienes a la biblioteca y no tienes que pagar por ver y leer un libro ilustrado; en un museo sí, las galerías algunas sí. La ilustración es un poco la democracia en el arte.