A pie y por una ruta fantástica les presentamos cuatro librerías de Valparaíso, todas distintas y apasionantes.

Una ciudad también se puede conocer por sus librerías. Ellas hablan del devenir cultural de una ciudad y muestran un rostro más pausado y reflexivo. Aquí pueden nacer conversaciones fascinantes o revelaciones tales que pueden cambiar el curso de un viaje. A pie y por una ruta fantástica les presentamos cuatro librerías de Valparaíso, todas distintas y apasionantes.

Librería Ivens (Almirante Montt #33)

Todo un placer conversar con Víctor Hugo. Se mueve a sus anchas por la librería que maneja hace más de 20 años; toma un libro, te pregunta por tus gustos, recomienda autores, muestra las novedades. Un librero de tomo y lomo.

Pero hay otras aficiones que conserva. Por ejemplo, no tiene ningún problema en orientar a una pareja de franceses para dar con la estación de buses. Menos en mostrarles la mejor forma de llegar a Antofagasta, sugiriendo paradas en La Serena y San Pedro de Atacama para que el viaje no se les haga tan pesado. La pareja francesa se lleva unas postales para agradecer el gesto de amabilidad, y Víctor Hugo les retruca que esas postales son, justamente, de un francés: Thierry Defert, o más conocido en esta zona como el Loro Coirón. Una atención por mucho superior a la de cualquier punto de información turística. “Puede que no se lleven ningún libro, pero sí dirán que en esta librería se atiende bien, y eso es el mejor reconocimiento que se pueda tener”.

Por unos problemas de arriendos con el dueño del recinto, la librería Ivens debió emigrar de su tradicional ubicación en la Plaza Aníbal Pinto a calle Almirante Montt. No son muchos metros, pero la posición estratégica la perdió. “Es otro el público que tengo, allá abajo pasaba todo el mundo, las ventas eran más diversas”. Decayó, por ejemplo, la venta de libros infantiles. “Acá no pasan mamás con hijos, ellas siempre se llevaban algún librito”, apunta Víctor Hugo.

Aun así, la librería sigue fiel a su estilo. Hay noches de verano en que la librería está abierta hasta las 2 de la mañana. “Ayer pasó un cabro medio pasado bajando y miró para acá y gritó ‘aguante la Ivens, carajo’. Eso te dice algo de la relación que tiene la librería con la gente”, señala su dueño.

Recomendaciones:

Forajidos. Bandidaje social en Chile. Fernando Marín (Ediciones Ideas).

Escaladas históricas en Monte Campana y recuerdos de montaña. Ángel Bermejo (Ágora).

Crimen en directo. Camila Lackberg (Oceáno).

Cumming 1 Bookstore (Cumming #1)

Una librería que rompe los moldes. Aquí el español es minoría y los textos en ediciones bilingües o definitivamente en otras lenguas pueblan las estanterías. No cabe duda que es una librería para viajeros y turistas. De hecho, su dueño es un piloto de vuelo estadounidense que se enamoró de Valparaíso y recaló allí. Su afición por la lectura la proyecta en esta librería y gran parte de los títulos que posee los trae él mismos de sus múltiples viajes. James Henkel compra y vende lo que a él le gusta. Puede que sea un capricho, que no sea un negocio exitoso, pero para Valparaíso, siendo una ciudad patrimonial y con turistas durante todo el año, esta librería es imprescindible. Un lugar que hay que visitar.

Y obviamente quienes más la frecuentan son franceses, alemanes, italianos, gringos en general, que buscan alguna novela para su estadía en el puerto. “Novelas cortas, nada muy pesado”, afirma James. En inglés -porque de español sólo decir ‘muchas gracias’-, nos cuenta que de los latinoamericanos se vende principalmente a García Márquez, Alejo Carpentier, Mario Vargas Llosa y Eduardo Galeano. Y que Bolaño,  sobre todo cuando se cumplieron los 10 años de su muerte, fue arrasado en la librería.

Quienes también frecuentan esta librería son los estudiantes de traducción, pedagogía en inglés o profesores de filosofía. Pero tienen también un selecto público coleccionista, que si encuentran un libro de El Principito en una linda edición alemana o portuguesa, son capaces de pagar lo que sea por tenerlo.

James agradece la cordialidad de sus colegas. Cada vez que llega algún turista preguntando por algún libro en otro idioma, son remitidos a esta dirección. Es que la Cumming 1 Bookstore es una librería para un público específico. Libros por amor al arte, dice su dueño. Dónde más que en Valparaíso.

Recomendaciones:

Chasing che. Patrick Symmes (Vintage Books Random House).

The sea and the jungle. H.M. Tomlinson (Time-life Books).

The heights of Maccu Picchu. Pablo Neruda (Farrar, Straus and Giroux).

Librería Metales Pesados (Lautaro Rosas #344)

Esta librería abrió en noviembre de 2010 precedido por la buena reputación de su símil en Santiago (fundada por Sergio Parra). Y no ha defraudado. Concebida como una galería y librería, su misión es posicionar un punto de discusión y crítica en Valparaíso.

Continúan con la línea de destacar la estética y las artes visuales, pero al mismo tiempo Valparaíso se ha transformado en un tema propio, confeccionando una estantería especial. Así, son muchos los autores independientes que traen sus propios libros: libros de arquitectura, diseño, fotografía y poesía.

Al ser una ciudad universitaria, resulta inevitable la vinculación con el mundo académico. La selección de filosofía es notable y recibe constantes visitas de un público exigente. Lo mismo sucede con la selección infantil, tal vez lo mejor que se pueda encontrar en todo Valparaíso.

Metales Pesados está en medio de un circuito turístico de alto tráfico, por lo tanto siempre están al tanto de las novedades. Esta es una librería local y cosmopolita, un fiel reflejo de la ciudad que habitan.

Recomendaciones:

A Valparaíso. Enrique Bialoskoski (Ediciones Añañuca).

Pinochhio. Winshluss (Ediciones La Cúpula).

Maquiavelo frente a la gran pantalla. Cine y política. Pablo Iglesias Turrión (Akal).

Librería Lagar (Cumming #94-B)

Carlos Meneses lleva cuatro años en la Librería Lagar, pero toda una vida vinculada a los libros. Fue profesor de Castellano, de aquellos que eran buscados por los propios alumnos para que les narrara algún texto. Fue por vericuetos de la vida que empezó a vender libros y afirma que se paseó por todo el norte del país cargando cajas y vendiendo viejos títulos.

La librería guarda un estilo añoso. Se pueden encontrar obras antiguas –joyitas, como él las llama- en compañía de obras de editoriales independientes de Valparaíso, como Ediciones Altazor y Inubicalistas. “Estoy en contacto con la mayor parte de escritores y poetas de Valparaíso”, afirma don Carlos, y no tiene problemas en recomendar autores nóveles. “La Natalia Berbelegua anduvo muy bien con su novela Valporno, es una chica que escribe bien”.

Con años en el oficio, don Carlos es categórico al afirmar que “hoy día se ha perdido la afición por la lectura. Hay mucha gente que dejó ese hábito”. Por esta razón, lo que finalmente solventa el negocio es la venta de libros escolares. “Triste, pero cierto”, indica.

Sin perder el aliento, don Carlos se siente bien en su librería. En la mañana es posible verlo avocado en el computador tipeando alguna novela que alguien le pasó para su revisión. Es un corrector de texto y estilo autodidacta, resabios de su carrera como docente, pero que lo mantienen siempre al corriente de las letras locales.

La librería tiene una vida social importante, luego que tras adjudicarse un proyecto don Carlos habilitara el subterráneo para realizar talleres y clases. La agenda de este año está programada con talleres de dramaturgia, teatro y clases de inglés conversacional. “La Lagar debe mantener una rotación permanente de gente, porque solos los libros no se van a vender”, concluye su dueño.

Recomendaciones:

Gonzalo Millán de la A a la Z. Rolando Garrido Quiroz (Ediciones Altazor).

Piel de Gallina. Claudio Maldonado (Ediciones Inubicalistas).

Sala de espera. Jorge Polanco Salinas (Ediciones Alquimia).