Cumpliendo una década como ventana cultural de su región, Ñire Negro trabaja sobre las tradiciones de la zona, potenciando una mayor circulación de libros de autores ayseninos. Por: Ignacio Sepúlveda, asesor de proyectos de la región de Aysén.

El ñire, o nothofagus antárctica, es un árbol nativo de la Patagonia chilena y argentina, que crece principalmente en climas helados. “Es un árbol importantísimo, que hace frente a la erosión, por ende es el último y el primero de los árboles en dar vida al bosque nativo. Nos pareció relevante utilizar este nombre para la editorial”, explica Mauricio Osorio Pefaur, antropólogo, escritor y cultor, quien junto a un equipo de profesionales, artistas y cultores, han dado forma a Ñire Negro, editorial que nació hace 10 años como una ventana cultural para una zona con una herencia que proviene de Argentina, de la isla grande de Chiloé y de los Tehuelches, pueblo originario que habitó la Región de Aysén y que aún mantiene su presencia simbólica y cultural en estas tierras

Si hacemos un poco de historia, la carrera editorial de Aysén posee intentos anteriores, en distintas escalas, independientes principalmente. Sin embargo, Ñire Negro posee un proyecto ya estable y reconocido, siendo el año 2007 la consolidación de este, con la publicación del primer título como editorial , lo que a la fecha no ha visto descanso. "Hemos logrado sentar las bases de una circulación mayor de libros de autores regionales", afirma Mauricio.

Ante el concepto instalado en Aysén de lo difícil que es conseguir las cosas, el representante de Ñire Negro reflexiona sobre la permanencia de la editorial en la región, asegurando que detenerse en la complicaciones que pueden existir es más bien un discurso autocomplaciente.

" Es una respuesta a esta lógica del abandono práctico y discursivo del centro del país, para tratar de darse una explicación de las demoras, de que vamos a otro ritmo. Yo creo que no es tan así y si te planteas todo de esa manera siempre vas a encontrar justificación para lo que no te resulta, pero creo que a nosotros no nos ha sido difícil, hay dificultades prácticas, sí, por ejemplo hasta el día de hoy no podemos realmente en términos de costo- beneficio imprimir en Aysén, porque no hay una imprenta que se haya dedicado hace mucho tiempo a hacer libros, porque es caro traer todos los insumos hasta acá, pero se resuelve afuera y si lo asumes así, es la realidad que te toca y vamos para adelante", asegura.

La trayectoria de Ñire Negro ha circulado por la producción artística y la edición, que se basa en cuatro líneas: Infantil, Narrativa, Poesía, Historia y Ciencias Sociales. Dentro de estas líneas es que la editorial ha construido un relato de la Patagonia sustentado en las tradiciones y la cultura de las diferentes localidades que se asientan en Aysén.

La apuesta de  Ñire Negro es continuar aumentado la circulación de material  local en el círculo artístico regional, dando a conocer a nuevos autores y construyendo una identidad literaria aisenina, desde la historia y la ficción, con ediciones que superan los mil ejemplares. Además, ven la posibilidad de ampliarse a otros formatos como el libro digital, siempre manteniendo el sello regional.

"Nos vemos en un espacio de producción y creación de mayor diversidad editorial en Aysén. Nosotros pensamos que iba a ser más rápido eso, que el ecosistema editorial o del libro en Aysén iba a diversificarse más rápido, iban a aparecer más editoriales mucho más rápido en estos nueve años, pero no ha sido así, actualmente hay dos más, se dedican a cosas más exclusivas", explica Mauricio, añadiendo que el desafío ahora no es de la editorial, sino que de todos quienes se han dado cuenta que Aysén no funciona como Chile, en cuanto a manifestaciones artísticas, a mecanismos de producción, a la asociación cultural, lo que sumado a la necesidad de establecer una cartelera artística estable y organizada, genera un panorama interesante para la cultura en todas sus formas.

Hoy la editorial se erige como faro de las manifestaciones artísticas locales, produciendo tertulias, conversatorios, fomentando la colaboración entre distintas disciplinas, lo que pese al ritmo patagón y a la forma de hacer y ver la vida en esta parte de Chile, avanza a paso lento pero seguro, tal como lo dice el dicho regional: “El que se apura en la Patagonia pierde su tiempo”.