El cine, al igual que la literatura, nos presenta espacios simbólicos que nos permiten tener una visión y percepción sobre nuestro propio mundo. En el Día Internacional de la Educación, hemos querido rescatar una de estas experiencias de mediación que se desarrolla en la región de Magallanes y que nos muestran otras formas de enseñar.

Por Daniela Happke

Termina el año y la comunidad de Puerto Natales se prepara para uno de los últimos eventos del 2021: la cuarta versión del Festival Nacional de Cortometrajes de la Escuela Baudilia Avendaño, que por segundo año consecutivo se realiza de manera telemática.

La idea surgió el 2018 y año a año adquiere mayor notoriedad, no solo por la calidad de los trabajos realizados por los estudiantes, sino también porque el cine y el trabajo audiovisual constituyen herramientas que a niños y adolescentes les permiten comunicar lo que sienten y poder crear lenguajes propios.

Paula Torres y Andrea Ruiz han sido las encargadas de realizar los talleres de cine en la escuela, que se iniciaron como parte del Programa Acciona del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, interviniendo para potenciar una disciplina que ya se desarrollaba en la escuela: en este caso, el teatro. Respecto a ello, Paula nos cuenta que al principio “a los estudiantes les costaba el tema de la expresión en vivo y en directo, entonces lo que hicimos fue ocupar elementos de la actuación o de la composición escenográfica para trasladarla a algo que pudiéremos hacer en un formato grabado y que a los chicos les pudiera entregar un poco más de confianza al momento de ensayar y ejecutarlo”. De esta manera ya no tenían solo una oportunidad de mostrar lo ensayado, sino que les daba mayores posibilidades de expresión, a partir de todo el proceso que está detrás, pudiendo ‘’soltarse” poco a poco y conectarse desde esta disciplina con otras áreas.

En ese contexto surgieron los primeros cortometrajes y la idea de realizar el festival, ya que los estudiantes tampoco tenían dónde mostrar sus trabajos ni un evento asociado a la expresión artística, fuera de los números que se realizan comúnmente en las escuelas. “Por eso se ha transformado en una buena instancia de participación y visibilización del trabajo que están haciendo los chicos y que en 4 años ha permitido reforzar la identidad de la escuela como un lugar en el que se hace y se trabaja a partir del arte”. Esto se puede reflejar en la producción y resultado final de los cortometrajes, así como también en el desplante que los estudiantes han adquirido en la actuación y en la animación. Ejemplo de esto son los animadores del evento, Heidy Londoño y Alexander Gamín, estudiantes de 5to y 8vo año respectivamente, quienes ya se perfilan como talentosos comunicadores.

Heidy y Alexander, animadores del evento. Créditos: Paula Torres.

CATEGORÍAS

El festival recibe cortometrajes realizados por estudiantes de segundo ciclo y de enseñanza media, en formato y temática libre: “Recibimos desde ficción hasta documentales y entrevistas que se acercan más al formato periodístico. Lo ideal es hacer una compilación y difundir los trabajos que hagan los niños en cualquier asignatura, taller o centro cultural”. En ambos grupos se premian las categorías Talento audiovisual, buscando que apliquen contenidos y habilidades técnicas en la producción de material audiovisual (tipos de planos, ángulos, movimientos de cámara, iluminación); Talento creativo, que destaca la construcción de imágenes simbólicas y la capacidad para resolver el trabajo audiovisual con originalidad y sensibilidad, y la tercera categoría corresponde a Espíritu Baudilia que destaca temáticas sociales o valóricas, buscando la conexión con los espectadores a través de la calidad comunicativa del cortometraje.

“Acá en la escuela siempre trabajamos de acuerdo con los intereses de los estudiantes. Así como hay algunos que se interesan por cosas sociales, otros tocan el tema de la contaminación o el vínculo con los animales. Hemos notado que la ficción también les llama harto la atención, y dentro de ello, el terror; lo que hace que busquen locaciones que tienen mucho que ver con la identidad de la ciudad, como el hospital viejo o el cementerio. Lo importante es que la temática siempre nazca desde sus intereses”.

Invasión COVID es el nombre del cortometraje ganador en la categoría Talento audiovisual 2021.

IMPORTANCIA DE LA MEDIACIÓN

Si bien los cortometrajes deben ser realizados en su mayor parte por los estudiantes, la figura del mediador resulta imprescindible. No solo por los aspectos técnicos, sino que muchas veces hay contenidos que pueden ser de difícil tratamiento y que las escuelas se han encargado de ir abordándolos en contextos educativos, a través de experiencias artísticas. En este caso, se tratan dentro de la categoría Espíritu Baudilia temas contingentes y sensibles que son transversales a los jóvenes y a lo que la sociedad está viviendo, como el abuso sexual, bullying, las consecuencias de la pandemia y el encierro, la violencia en el pololeo e incluso temas políticos que finalmente serán representados a partir de la sensibilidad y realidad de los estudiantes.

Por tratarse de un festival escolar, esta figura suele ser un docente que trabaja junto a los estudiantes; quienes van guiando en el proceso y, a través del arte, también fortaleciendo las capacidades socioafectivas de los estudiantes, para desarrollar su creatividad y la valoración del patrimonio cultural local.

“El arte nos sirve en el proceso, no solo el resultado que mostramos al final en el festival, sino que vamos construyendo a partir de él varios componentes de un proyecto con un resultado final”.

Paula apunta a la confianza que han ido desarrollando los estudiantes, gracias al reconocimiento de su trabajo, los buenos comentarios y la forma en que han destacado el trabajo que ellos hacen. También los propios alumnos han podido observar su crecimiento, desde los primeros cortometrajes que hacían en quinto (con quienes se inició el 2018), a los cortometrajes que hicieron ahora en séptimo. Con ello van sumando elementos del audiovisual y de la expresión y atendiendo a otros componentes que les van ayudando a sumar a su trabajo final.

Uno de los talleres de cine impartidos por la profesora Paula Torres. Créditos: Paula Torres.

PROYECCIONES

Paula nos comenta que poco a poco se han establecido redes de contacto que les han permitido que algo que partió como una instancia interna, se vaya abriendo hacia otras muestras de cine escolar. Por ejemplo, el cortometraje La premonición, que ganó hace dos años en la escuela, fue también presentado en el Festival de Cine Escolar EJATE Calbuco 2021, donde ganó en la categoría Mejor cortometraje regional, y existen las intenciones que desde el próximo año se haga intercambio de los trabajos para transformarse en un evento cultural que incluso pueda incluir propuestas internacionales, dada la cercanía que existe con algunas localidades de la Patagonia Argentina.

Por lo mismo, Paula hace un llamado a que más escuelas se interesen en estas iniciativas “Invitaría a los y las colegas a mirar el lenguaje audiovisual como una gran herramienta no solo desde lo artístico, como la musicalización, la estética, el vestuario o el texto, sino también desde lo científico, lo corporal y las distintas asignaturas que pueden reforzarse y trabajarse desde el cine, haciéndolo y aprendiendo del proceso, realizándose un trabajo integral con otras áreas y artes que se relacionan o pueden relacionarse con lo audiovisual y el cine”.

Un buen material para comenzar y que Paula recomienda es el libro Taller de cine para niños que reúne las experiencias de la educadora y formadora de cineastas Alicia Vega, quien por 30 años se dedicó a realizar un trabajo de mediación cinematográfica, donde nos muestra cómo el juego, la entretención, la observación de películas y el arte devienen en la mejora de la relación de social y emocional con el medio, sobre todo en contextos vulnerables.

En 2019 una exposición en el Centro GAM recopila parte del trabajo de Alicia Vega, tras 30 años del Taller de cine para niños. Créditos: gam.cl