Un libro puede ser el mejor compañero para adentrarse en los desérticos paisajes nortinos. En esta nota conocemos a Andres Sabella, un olvidado autor nacido en Antofagasta que publicó en 1944 el libro “Norte Grande”, sobre la vida de los trabajadores del salitre en esta zona. Muchos de los lugares que Sabella retrató en su obra todavía están en pie como testimonio de un pasado glorioso y a la vez decadente. Por Nelson Valdés.

“El pimiento no es un árbol. Para crecer, generoso y solo, en la desgarradora infelicidad de la pampa, se precisa haber sido antes que árbol otra cosa: un minero por ejemplo” (Andrés Sabella en Norte Grande).

Hernán Rivera Letelier es el escritor más emblemático que ha elegido el Norte Grande de escenario para narrar gran parte de su obra. La reina Isabel cantaba rancheras, Los trenes se van al purgatorio o La contadora de películas, hablan de la vida en la pampa salitrera, mágica y desoladora, inocente y amarga. Este autor dejó claro que la zona nortina tiene un imaginario propio y muy rico, que fue capaz de marcar la cultura y, particularmente, la literatura de toda la región.

Andrés Sabella (1912-1989) es hoy, para muchos, un autor desconocido. Sin embargo, este escritor antofagastino fue el primero en inspirarse en el norte de Chile. En su poesía figuran personajes emblemáticos de la región, como Juan López, monumentos naturales como La Portada y lugares como Chiu Chiu. En su obra dejó retratada la vida de la ciudad de Antofagasta cuando giraba en torno a la explotación del salitre durante la segunda mitad del siglo XIX, y, sobre todo, la dura vida de los trabajadores de este mineral.

Pese a la dificultad que existe para encontrar los libros de Sabella en la actualidad, es posible visitar un museo permanente dedicado a él, dentro de la Casa de la Cultura de Antofagasta, en donde se exhiben dibujos, textos y utensilios del escritor, así como una recreación de su habitación. Además, frecuentemente su nombre resuena en la región, particularmente este año, en que se recuerdan los cien años desde su nacimiento y se ha hecho una exposición con algunos de sus dibujos en el Centro Cultural Estación Antofagasta.

Para identificar los paisajes de las obras de Rivera Letelier o Andrés Sabella, recomiendo el recorrido que va desde Antofagasta a Calama a través de la ruta 5 – 25, para toparse en el camino con el antiguo ferrocarril Antofagasta-Bolivia, con las salitreras abandonadas o lugares como Pampa Unión.  Cementerios al borde del camino, locales comerciales y burdeles derruidos, hacen recordar este episodio en la vida del norte del país. También en la misma ciudad de Antofagasta es posible inhalar el aire majestuoso de aquel tiempo, en lugares como la Estación Antigua, que todavía conserva sus viejas particularidades: cortinas, balcones y trenes, pero en cuyas dependencias de calle Bolívar, hoy funciona un centro cultural.

Puedes descargar Norte Grande desde el sitio Memoria Chilena.