Reportajes
Lenguaje visual en la literatura infantil y juvenil actual
Siempre ha habido una preocupación sobre cómo leer un texto escrito, sin embargo, el actual panorama de libros para la infancia ofrece un acercamiento al mundo de las imágenes cada vez más complejo y diverso. En este artículo pondremos el acento en las imágenes y la necesidad de una alfabetización visual.
Por Macarena Pagels S.
Puede sonar de Perogrullo, pero las imágenes abundan en nuestra vida cotidiana y las encontramos por doquier, en diversas formas, formatos, tamaños, materialidades y soportes. Hoy forma parte de nuestra comunicación básica y de la forma en que se sostiene nuestro sistema de vida, solo basta con mirar a nuestro alrededor y observar los estímulos visuales que a diario recibimos en forma de publicidad, infografías y memes. El impacto de las imágenes en nuestra forma de pensar y de expresarnos es indiscutible.
Frente al caudal de imágenes que consumimos a diario surge una gran inquietud, pues el acto de ver nos parece tan cotidiano y evidente que pocas veces nos detenemos a analizar cómo vemos lo que vemos. De hecho, hay una naturalización de la percepción visual como algo que está dado, tal cual es, sin un trasfondo mayor. ¿Qué instancias encontramos, ya sea en el contexto educativo o en otro cualquiera, para comprender cómo leemos y comprendemos las imágenes?
El famoso historiador del arte Ernst Gombrich, decía que la mirada de las cosas no puede ser pasiva, ya que en ella confluyen y se movilizan nuestros recuerdos y nuestra experiencia del mundo visible, proyectándonos en cada imagen que vemos con esta carga significativa. Sin embargo, “no es el ‘ojo inocente’ el que consigue esta unión, sino la mente inquisitiva que sabe poner a prueba las ambigüedades de la visión”.
Alfabetización visual
A fines de la década de 1960, John Debes acuñó el término alfabetización visual (visual literacy), que pronto encontró acogida en estudios de los medios de comunicación, tecnología de la información, estudios culturales y educación en artes visuales. Más tarde, Karen Rainey (1997) nos entregaría una definición amplia de este concepto para hacernos una idea de lo importante que es aprender a mirar con atención. Para Rainey, la alfabetización visual “es la historia de pensar sobre lo que significan las imágenes y los objetos: cómo se unen, cómo respondemos a ellos o los interpretamos, cómo pueden funcionar como modos de pensamiento y cómo se ubican en las sociedades que los crearon”.
Hablar de alfabetización visual nos hace tomar conciencia de algo elemental: la importancia y la urgencia de saber decodificar y comprender el lenguaje visual. Pero no debemos caer en análisis aislados que solo nos lleven a diseccionar las imágenes en sus distintos componentes, sin una mirada integral que aspire a construir significados desde lo que vemos. Además, hay que considerar que las imágenes no solo son un vehículo para transmitir mensajes, sino una experiencia cultural en sí misma.
Aprender a mirar
Hay que aceptar que la imagen es un importante medio de comunicación. Sin embargo, esto no agota su esencia, ni es su única finalidad. Desde un punto de vista estético, también hay que considerar a la imagen en sus valores plásticos de forma, textura y color y convertir las experiencias visuales en momentos de conocimiento que puedan proporcionar placer.
Para comprender “cómo vemos lo que vemos” es necesario un trabajo en varios niveles. Podemos decir que el desarrollo de la capacidad perceptiva supone enseñar a mirar, a ver y a reconocer. En un primer peldaño se encuentra el acto de captar una imagen, que solo respondería a la capacidad de ver. Luego, en un peldaño más arriba, se encuentra la capacidad de interpretar, para lo que es necesario desarrollar un conocimiento estructural de las imágenes. Y en un nivel mucho más comprometido, cuando hemos subido varios peldaños, está la capacidad de apreciar una imagen en un plano complejo de valoración que confiere a la experiencia visual un carácter activo y participativo.
Podríamos considerar a la imagen como un texto, y como tal, como un conjunto de signos que interactúan entre sí. Entre ellos encontramos elementos tan diversos como el color, la figura, la luz, la perspectiva y la iluminación. Todos estos elementos son reunidos en una composición y actúan como resultado de una serie de decisiones efectuadas por su creador, que al seleccionar algunos signos por sobre otros configura un mensaje determinado.
Experiencias visuales con libros ilustrados
Todo este preámbulo nos lleva a la literatura infantil actual, cuyas páginas ofrecen un panorama visual cada vez más complejo y enriquecido en experiencias estéticas para niños y niñas y todo tipo de lectores. Para algunos autores, como el británico Anthony Browne, estos libros pueden considerarse las “primeras obras de arte” para la infancia:
“Las ilustraciones en los libros infantiles son las primeras pinturas que los niños ven; y debido a eso son increíblemente importantes. Lo que vemos y leemos a esa edad no se olvida jamás. En los mejores libros álbum, las ilustraciones nos dicen tanto de la historia como las palabras”.
Al principio de este artículo había planteado una pregunta: ¿qué instancias encontramos, ya sea en el contexto educativo o en otro cualquiera, para comprender cómo leemos y comprendemos las imágenes? La respuesta podría encontrarse aquí, en las experiencias de lectura compartida que desarrollamos con niños y niñas en torno a libros ilustrados y álbumes de gran calidad estética y literaria.
La literatura infantil y juvenil puede ser una gran oportunidad para el encuentro con el lenguaje visual y el placer que esta experiencia reporta más allá del análisis estético y literario: se trata de habitar una cultura que se piensa a sí misma, expresa y crea en torno a las imágenes. Pero, no basta con brindar el acceso material a este tipo de libros para la infancia, que de por sí es fundamental, sino también con acompañar ese proceso y proporcionar experiencias de lectura y apreciación que pongan el acento en las imágenes y en los significados que se construyen gracias a sus diversos componentes.