Reportajes
Consejos para apoyar el estudio en casa
Cuatro aspectos que te recomendamos considerar durante este periodo de aprendizaje en el hogar. Por: Camila Valenzuela H., asesora de proyectos de la región de Aysén.
¿Qué ocurre cuando las rutinas que hemos establecido durante mucho tiempo se deben modificar? La interrogante señala un concepto clave: rutina. El ser humano, desde el nacimiento, establece cierta estructura para satisfacer las necesidades básicas, es decir, a medida que el sujeto crece, se va adaptando gradualmente, adoptando nuevas rutinas acorde a su proceso vital.
En lo relativo a la actualidad, todos hemos manifestando un vaivén de emociones, pero ¿cómo lo estarán viviendo nuestros niños y niñas? Pues bien, las rutinas se han modificado y posiblemente necesiten una atención especia, observando las señales que nos entregan. Para ello, en este artículo, se detallarán algunas sugerencias para apoyar la educación desde casa, reconociendo lo que muchos/as profesionales, así como también madres, padres y cuidadores/as, han descrito como aspectos adecuados para el reforzamiento.
La comunidad escolar se compone primeramente por el/la estudiante, docentes y padres o apoderados. Según variados estudios de investigación, es fundamental en la vida de los niños y adolescentes la participación constante de la familia de forma activa y responsable para complementar sus aprendizajes. De tal manera, la disposición ante las tareas es efectiva cuando tienen una permanente contención y apoyo en el diario vivir, opuesto es derivar únicamente el estudio a las herramientas tecnológicas, que, aunque son muy útiles, no sustituyen la guía presencial.
Estado anímico: La importancia de las emociones
Respecto a las emociones y pensamientos que manifiestan los niños, ya sea corporal o verbalmente, existen varias sensaciones que podrían dificultar el desarrollo de quehaceres y/o tareas. Por ejemplo, posiblemente el estrés sea tan desgastante que logre intermitencias en momentos de descanso o incremente las horas de sueño. Como lo afirma el pediatra Eduard Estivill, “vivimos en una sociedad cada vez más acelerada y estresada, y ese estrés lo estamos contagiando a los niños, que muchas veces no llegan lo suficientemente relajados a la cama”, recalcando además, que si hay abatimiento previo se aconseja no forzar la situación, sino más bien, realizar ejercicios de forma paulatina según lo requiera cada niño, ya sea con la lectura de un cuento en la noche, la clásica leche tibia con hoja de naranjo o música de relajación. En cualquier caso, es recomendable poder fomentar la conversación para buscar alternativas que provoquen tranquilidad y sentido de bienestar en cada niño.
Rutinas y horarios: Definir en conjunto
Las rutinas en el colegio se definen con las actividades que realizan los/as estudiantes con la presencia física de docentes, quienes guían el proceso de enseñanza desde la regulación y organización de los tiempos para conseguir ejecutar distintas tareas y así obtener un aprendizaje significativo, es decir, relacionan lo que ya saben con lo nuevo en la vida de los niños.
Considerando lo anterior, la educación en casa puede ser efectiva cuando se delimita en conversación y aprobación de todos los integrantes de la familia, una estructura del tiempo dando seguridad, así como también, fomentando la autonomía y, por ende, aumentando la autoestima de cada niño según lo indica María García (2010). Dicho de otra forma, establecer horarios acordes a las funciones que se debiesen realizar diariamente, permite optimizar los tiempos organizando descansos que son inalterables y metas diarias como lo sería ver una película que tienen pendiente o tardes de juego en familia, lo que mejoraría la disposición al aprendizaje desde la motivación.
Igualmente, Estivill, al referirse sobre la alimentación de los niños dice: “[…] hay que tomarse el tiempo necesario para comer. No es aconsejable engullir a toda prisa la comida, porque comer es un acto social que hay que intentar realizar en familia y con el televisor apagado. En muchas casas, el desayuno y la cena son prácticamente los únicos momentos que pueden compartir padres e hijos.” De esta manera, retornamos los horarios, acentuando su importancia para el desarrollo óptimo de los niños, permitiendo de igual forma en la rutina momentos de diversión.
Ambiente: Adecuar un espacio favorable
Respecto al lugar donde desarrollarán sus tareas, los niños y niñas necesitan de la colaboración de su madre, padre o cuidador/a para disponer de un ambiente adecuado donde se puedan realizar las tareas para la casa (TPC) evitando los distractores, por lo que es importante establecer una hora de estudio evitando así, ruidos molestos. Hoover-Demsey (2001) menciona que la implicación parental en las TPC contribuye a los niños muchas oportunidades para observar y aprender de sus padres fortaleciendo la relación desde la afectividad.
Aunque hay personas que pueden lograr estudiar desde la cama, esto no es recomendable, ya que es el lugar de descanso y relajación. Un escritorio o mesa despejada con buena iluminación beneficiará la concentración, así como es importante no superar los 30 minutos de trabajo continuo (dependiendo de la edad o tarea pueden ser más), tomando pausas de 5 minutos para beber un té, por ejemplo, así como también, evitar acudir a las redes sociales o tv en los recesos, pues es probable que se pierda la noción del tiempo.
Conversación: Mantener la comunicación
Recordando las diferencias que posee cada niño, desde sus gustos, intereses y dificultades, la conversación debe ser recurrente, pues todo está sujeto a cambios para conseguir mejoras tanto en la disposición como en las rutinas que se han concordado previamente. A largo plazo, la confianza en comentar las dificultades, también beneficiarán el desarrollo de los niños independiente de las situaciones que surjan.
En resumen, al comprender a nuestros niños y niñas podemos apoyar de mejor forma los procesos que atraviesan -ya sean escolares o propios del crecimiento- evitando nuestra imposición como adultos/as, sino por el contrario, explicando las causas y efectos de los comportamientos desde el respeto y el cariño.