El kamishibai, originario de Japón, es un medio para compartir historias y fomentar la lectura. En este taller te enseñamos a crear tu propio "drama de papel" con materiales reciclados. Por: Nelson Valdés, asesor de proyectos de la región de Antofagasta,

En el siglo X, es decir, por allá por el año 1.000 de nuestra era, en los templos budistas de Japón se contaban historias utilizando el Emaki, un rollo de papel hermosamente escrito e ilustrado, que contenía, en principio, historias del budismo y que, con el tiempo fue transformándose en una narrativa única de su pueblo, contando relatos que trascendieron a tal nivel, que hoy muchos consideran que de ahí surgieron las primeras novelas de la historia. Como las ilustraciones formaban parte esencial de ellos, también se consideraron muy significativas en el arte japonés. A partir de ahí tendría su origen el Kamishibai.

El Kamishibai, o, literalmente, Drama de Papel, tuvo un renacimiento en el siglo pasado, por el año 1920, cuando el mundo intentaba recuperarse del gran golpe que significó la primera guerra mundial y luego a raíz de la crisis económica de aquella década. Dado que muchas personas no tenían trabajo, algunos deciden aventurarse y subirse a una bicicleta e ir contando historias por diversos pueblos, con su teatrino de papel. Ellos fueron llamados gaito kamishibaiya y, además de contar historias, para poder sobrevivir vendían dulces a los niños de los lugares que visitaban. Serían los responsables de que aquella tradición se repartiera por el mundo.

Ahora, cuando es importante que nos quedemos en nuestras casas, aprenderemos cómo realizar un Kamishibai con materiales reciclados, para entretenernos y entretener, jugar y fomentar la lectura en los más pequeños.

Debemos tener los siguiente materiales:

  • Caja de cartón
  • Pegamento
  • Cinta adhesiva
  • Regla
  • Tijeras y/o corta cartón
  • Hoja de papel tamaño oficio
  • Lápices y plumones
  • Diarios y revistas
  • Esponja, plumavit u otros.
  • Imaginación

Lo primero que debemos tener en cuenta, es que todo esto debe ser realizado con la supervisión de un adulto. Se debe marcar la hoja tamaño oficio en el cartón que ocuparemos para la portada y contratapa. Yo utilicé el cartón de una caja de computador y cartón piedra de algunos block de dibujo. En ambas, se deben marcar también 3 cm hacia el exterior, el cual será nuestro marco. En el caso de la portada se deben marcar, además, 5 mm hacia el interior, lo que nos dará un espacio para que se apoyen y puedan correr nuestras láminas. Desde ahí, debemos cortar el rectángulo desde donde se verán las imágenes. Luego, cortamos el exterior de ambas piezas.

Una vez que tengamos estas piezas cortadas, debemos hacer una separación entre ambas. Yo, por fortuna, tenía una especie de plumavit de 1,5 cm de grosor, la cual dividí para cortar cuatro trozos y puse uno en cada esquina. Lo mismo se puede hacer con trozos de cartón apilados, goma eva u otro material que tengan en casa. Lo importante es que, de altura, tengan 3 cm, para no superar la línea apoyo de las láminas. Pegamos y unimos la parte de adelante junto a la de atrás.

A continuación, con un cartón del mismo tamaño que los anteriores, diseñamos las tapas. Para esto, trazamos una línea al medio y luego, con la ayuda de un plato mediano, hacemos un semicírculo en la parte superior, tratando de que quede lo más centrado posible. Además, dejamos una pestaña de unos 4 cm a cada lado, que se levantará junto con el semicírculo. Cortamos y ahora podemos decorar nuestras cubiertas. Yo lo hice con cartulina de colores, pero se puede hacer con diarios, revistas, recortes o plumones y dibujos.

Para pegar las puertas utilizamos cinta adhesiva. Como no tenía cinta transparente, pinté con plumones por encima para que no se notara tanto.

Luego, para que se sostenga mejor, hacemos una base. Cortamos un cartón de unos 5 cm de ancho por 34,5 de largo, el cual pegamos a la base con un pegamento que sea firme (yo lo hice con cinta adhesiva).

Cortamos un cartón y lo pegamos a la base.

Para finalizar, podemos decorar con lo que tengamos más a mano, dependiendo de nuestros gustos. Yo hice un poema recortando palabras de algunas revistas que tenía en casa.

Hay que tener en cuenta que lo más importante estará adentro: la historia. Por esto, los antiguos kamishibai eran de colores oscuros. Sin embargo, nosotros lo podemos decorar a nuestro antojo. O el de los más pequeños. Para la historia, hay infinitas posibilidades. Pueden buscar un cuento en internet e imprimir las ilustraciones en hojas tamaño oficio o inventar sus propias historias. Recuerda enumerar cada lámina y, en la última, escribir la historia de cada ilustración. Yo estoy haciendo una historia sobre los Changos o Camanchacos, pueblo originario del Norte de Chile, utilizando cartulinas de colores y algunas pinturas. ¿Cuál será la tuya?