Destacamos algunas entretenidas actividades del libro "Juegos tradicionales" de editorial Amanuta para divertirte en tu hogar. Por: Daniela Happke, asesora de proyectos de la región de Magallanes.

Con los niños y niñas en casa, las escuelas se han ocupado en mantener material para que los contenidos sigan desarrollándose. Aún así, una de las rutinas que claramente puede verse afectada durante este tiempo, es la actividad física. Y porque creemos que quedarse en casa no tiene por qué ser sinónimo de sedentarismo, te invitamos a conocer y recordar algunas actividades que por un lado ayudarán a que los niños y niñas se mantengan en movimiento, sin la necesidad de contar con espacios muy amplios y, de paso, recordar aquellos juegos tradicionales que entretenían a quienes hoy son padres y abuelos.

Estos juegos los puedes encontrar en el libro Juegos Tradicionales de María Angélica Ovalle e ilustrado por Paloma Valdivia, de editorial Amanuta, disponible también en la Biblioteca Pública Digital.

La Gallinita ciega

Para jugarlo, se necesita un mínimo de dos personas. A uno de los participantes se le pone una venda o pañuelo en los ojos, asegurándose que no vea nada. El juego comienza con un pequeño diálogo rimado:

“¿Qué buscas, Gallinita ciega?”
Una aguja y un dedal.
¿Dónde se te perdió?
En el arenal
Yo la tengo y no te la quiero dar.

Quien hace el papel de “gallinita ciega” debe pararse y, con sus brazos extendidos, buscar y tratar de atrapar a alguno de los jugadores que intentarán desafiar a que la Gallinita los atrape, acercándose y alejándose de ella. Algunas personas ocupan una variante y luego del diálogo rimado, hacen dar tres vueltas sobre sí misma a la Gallinita, para que cuando empiece su búsqueda, esté un poco desorientada. Quien sea atrapado, debe tomar el papel de Gallinita ciega. ¡Y ojo! Si no quieres que el juego termine con adultos disgustados, antes de empezar preocúpate de que no haya objetos que puedan caer o romperse al paso de la Gallinita.

El elástico

Es un juego que invita a saltar. Se debe tener una cinta elástica de 4 metros aproximadamente cuyos extremos deben ser amarrados (Las “Pantys” sin uso funcionan muy bien). Mientras dos participantes sostienen el elástico con su cuerpo, el tercer participante debe ir saltándolo con secuencias previamente definidas y al ritmo de una canción.

“Chicle chicle
Americano
Que se abre
Que se cierra
Que se pisa
Y para afuera”

La idea es saltar dentro de los límites del elástico, ya que si es pisado cuando no corresponde, o si el jugador se enreda en él, pierde automáticamente y debe esperar hasta la próxima ronda para continuar. Por el contrario, si el participante ha ejecutado correctamente los saltos, puede ir subiendo de nivel añadiendo dificultad con la altura, con cantos más largos o haciendo más angosto el espacio interior del elástico, por ejemplo, sosteniéndolo solo con un pie.

Variantes:

  • Se puede hacer uso de retahílas y poemas de la tradición oral, como los recopilados en Tren de lectura, de Verónica Uribe, editado por Ekaré Sur; también presente en la Biblioteca Pública Digital.
  • Este juego también lo puedes disfrutar solo. Simplemente puedes buscar un par de sillas que sirvan para sostener e ir subiendo el nivel del elástico.

El luche

En el suelo, debes dibujar (con tiza o maskin tape) cuadrados unidos que llevarán una secuencia de números (1 al 9, por ejemplo). Puedes darle distintas formas, como la de un avión. Al final de la secuencia, destina 2 casillas para descansar (cuadrado 8 y 9). El participante debe lanzar una piedra al cuadrado del número 1 e ir avanzando por los demás saltando en un pie, sin pisar donde esté la piedra. Solo en las casillas de descanso podrá poner ambos pies a la vez. Al devolverse debe recoger la piedra y llegar al inicio para continuar con el número dos, y así sucesivamente hasta completar la secuencia. Si pisas otro número, o si al lanzar la piedra cae en uno que no corresponde, tendrá el turno otro participante.

Y tú, ¿cuáles has jugado? Recuerda que practicar estos juegos junto a los niños es también una oportunidad para traspasar parte de la tradición oral que disfrutamos durante nuestra infancia y que hoy podemos encontrar recopilados en hermosos libros para niños y adultos.