La mediación lectora nos permite crear un espacio para acoger al otro a través de la lectura. ¿Cómo generar esa instancia? Acá te dejamos tres consejos para comenzar. Por: Pamela Ferreira, asesora de proyectos de la región de Los Lagos.

Cuando disfrutamos de una experiencia placentera solemos compartirla, contándola o invitando a que otro la disfrute. Es así como recomendamos películas, series, locales de comida o el libro que acabamos de concluir. Mediar la lectura tiene algo de aquello, algo de compartir lo que nos gusta, pero va mucho más allá, pues es una tarea que supone que no sólo nos guste un libro, sino que nos guste vivir entre libros, disfrutando de las experiencias que ellos nos proporcionan y siendo conscientes de la importancia de la lectura para el desarrollo de las personas.

Un momento para conectarnos

Para comenzar busquemos un momento de calma: la lectura es buena a cualquier hora, lo importante es que todos los invitados coincidan en que será un momento donde nos desconectamos del mundo; el teléfono, el computador, la radio o la televisión, para conectarnos a compartir juntos, sin interrupciones.

Cuando mi padre me leía, yo me recostaba sobre él y me volvía parte de su pecho o de sus brazos. Y yo creo que los niños abrazados o  sentados en las piernas -deliciosamente acariciados- siempre asociarán  la lectura con los cuerpos de sus padres, con el olor de sus padres. Y eso siempre te hará lector. Porque ese perfume, esa conexión sensorial dura toda la vida”. dijo el escritor e ilustrador estadounidense, Maurice Sendak, autor de obras clave de la literatura infantil como "Donde viven los monstruos".

¿No es así como queremos que nos recuerden nuestros hijos, sobrinos o nietos?

Valorar la experiencia

¿Ha pagado usted por un regalo que recibió? Seguramente no, entonces ¿por qué cobrar después de compartir una lectura? La escuela nos enseñó que la lectura va acompañada de cuestionarios o pruebas, pero en este caso, lo que buscamos es vivir una experiencia, por lo tanto esos cobros quedan fuera. Después de leer un cuento conversemos sobre esta experiencia, dialogando acerca de qué piensan y sienten los niños sobre los personajes o sus actitudes (siempre valorando sus opiniones y no cerrándose a una única interpretación) si han vivido situaciones similares, o simplemente volver a leer el cuento para seguir disfrutando.

Buscar siempre lo mejor

Una pregunta que se repite entre los que buscamos acercar a otros la lectura es ¿Qué leer?

Volvemos a la idea con la que iniciamos; compartimos con otros lo que nos da placer. Esto puede ser nuestro punto de partida como mediadores de lectura. Los primeros libros que vamos a ofrecer son nuestros favoritos, los que nos provocan y nos dejan con ganas de volver a ellos.

Por otra parte, es muy  importante asegurarnos de la calidad de lo que vamos a compartir, la oferta es amplia, pero así como escogemos los mejores alimentos o productos del mercado, vamos a buscar libros buenos, entonces aparece la pregunta: ¿Dónde están esos libros?

Continuemos nuestro camino como mediadores nutriéndonos de los que saben, por ejemplo, revisar las reseñas que aquí compartimos o ver los boletines de Troquel, el centro de Investigación y Formación en Literatura infantil y juvenil de Fundación La Fuente, que tiene una sección de recomendados donde podemos encontrar títulos de calidad para todo tipo de lectores.

Finalmente comparto  las palabras de  Gabriela Mistral quien en  1953 escribía:  “Hacer leer, como se come, todos los días, hasta que la lectura sea, como el mirar, un ejercicio natural, pero gozoso siempre. El hábito no se adquiere si él no promete y cumple placer”.