En la época moderna vimos a varios escritores, como Huidobro o Borges, escribir sobre cómo ellos escriben. Creció el interés por el making off de las obras y hoy en día accedemos entrevistas, documentales o literatura que muestra en qué estaba pensando el escritor al momento de escribir un cuento. Veamos algunas de sus respuestas y las de quienes los antecedieron.

Por Carla Davico

Cuéntame, Musa, la historia del hombre de muchos senderos.
Odisea, Homero

Homero invoca a las Musas para que le susurren al oído las historias que va a contar. El escritor en ese entonces se perfila como un intermediario que reproduce lo que le dictan. Esa es la noción que tenían de los artistas en la antigua Grecia y que se mantuvo por siglos. En la Edad Media, la inspiración, en cambio, ya no estaba personificada en estas divinidades paganas, sin embargo, todavía se pensaba que el artista era un comunicador de verdades que poco tenían que ver con su creatividad o imaginación. En vez de las llamadas Musas, la inspiración era el mismo Dios. 

¡Oh musas, oh altos genios, ayudadme!
La divina comedia, Dante Alighieri

Fue en el Renacimiento cuando la figura del artista comenzó a perfilarse como un individuo con ideas propias y no solo como un intermediario del arte. El cambio paradigmático de la visión religiosa a la visión humanista se plasma en que la inspiración ya no viene de otra parte, sino que nace del propio artista. Leonardo da Vinci es un representante de ello.

Dante y Beatriz en el Paraíso con un grupo de sabios, en un fresco de Philipp Veit. Créditos: Wikipedia.

Aunque los artistas –y dentro de ellos, los escritores, y dentro de ellos, los cuentistas– eran dueños de su inspiración, seguían rindiéndole honores a las musas. Sí, musas en minúscula, puesto que ya no se trataba de las deidades con ese nombre, sino del concepto, que abarca cualquier inspiración externa, sea un poeta, una mujer o una idea.

Quién me diera una musa de fuego que os transporte al cielo más brillante de la imaginación.
Enrique V, William Shakespeare

Antes de entrar a la época moderna, volvamos a retroceder para acuñar otro concepto muy relacionado: ars poética o arte poética. Se trata de un texto de corte didáctico para el ejercicio de la escritura. Es lo que Aristóteles hizo con su famosa Poética, donde nos explica claramente cuáles son las formas de escribir y cómo se hace. Pues bien, en la época moderna se retomó este concepto y vimos a varios escritores, como Huidobro o Borges, hacer su propia ars poética, donde no hablaban tanto de cómo se escribe, sino de cómo ellos escriben. Creció el interés por el making off de las obras y hoy en día accedemos entrevistas, documentales o literatura que muestra en qué estaba pensando el escritor al momento de escribir un cuento. Veamos algunas de sus respuestas:

Una o dos veces he escrito un sueño literalmente, pero por lo general me inspiro en un paisaje, idea o imagen que deseo expresar, y busco en mi cerebro una vía adecuada de crear una cadena de acontecimientos dramáticos.
Notas sobre el arte de escribir cuentos fantásticos, H. P. Lovecraft

El escritor Ernest Hemingway, créditos: larazon.es

Si un escritor en prosa conoce lo suficientemente bien aquello sobre lo que escribe, puede silenciar cosas que conoce, y el lector, si el escritor escribe con suficiente verdad, tendrá de estas cosas una sensación tan fuerte como si el escritor las hubiera expresado. La dignidad de movimientos de un iceberg se debe a que solamente un octavo de su masa aparece sobre el agua.
Muerte en la tarde, Ernest Hemingway

Un plan cualquiera que sea digno de este nombre ha de haber sido trazado con vistas al desenlace antes que la pluma ataque el papel. Solo si se tiene continuamente presente la idea del desenlace podemos conferir a un plan su indispensable apariencia de lógica y de causalidad, procurando que todas las incidencias y en especial el tono general tienda a desarrollar la intención establecida.
Filosofía de la composición, Edgar Allan Poe

El novelista y cuentista argentino Jorge Luis Borges. Créditos: latercera.com

Cuando uno ha vivido algo, cuando uno ha sentido algo, en un hombre de letras esto pide una forma.
Conferencia en el Collège de France en 1983, Jorge Luis Borges

Un cuento es significativo cuando quiebra sus propios límites con esa explosión de energía espiritual que ilumina bruscamente algo que va mucho más allá de la pequeña y a veces miserable anécdota que cuenta.
Algunos aspectos del cuento, Julio Cortázar

Para descubrir un fuego que arde y un árbol en una llanura, permanezcamos frente a ese fuego y a ese árbol hasta que no se parezcan, para nosotros, a ningún otro árbol y a ningún otro fuego. Esta es la manera de llegar a ser original.
La novela: prólogo a “Pedro y Juan”, Guy de Maupassant


Un cuento es un relato que encierra un relato secreto.
Tesis sobre el cuento, Ricardo Piglia

Para escribir un relato se requieren cinco o seis días, durante los cuales uno no debe pensar en otra cosa; en caso contrario, las frases no adquirirán nunca la forma adecuada. Antes de ponerla en papel, cada frase debe permanecer en la cabeza un par de días, para adquirir cuerpo.
Carta a Lázarev-Gruzinski, Antón Chéjov