¿Por qué leer? ¿Cómo? ¿Acaso no es obvio que la lectura es buena? Hay ciertas cosas que dejamos de cuestionarnos porque han pasado a la categoría de las verdades universales. La lectura es buena, todos lo saben. Casi que nacemos con esa concepción. Pero hagamos el ejercicio de pensar, fuera de la respuesta rápida, ¿por qué –realmente– es bueno leer? Alerta de spoiler: no hay respuesta correcta.

Por Carla Davico

DECODIFICACIÓN DE SÍMBOLOS

En una sociedad híperbasada en los códigos y los datos, no saber decodificar este sistema de símbolos alfabéticos es quedar absolutamente fuera. Por eso, uno de los derechos fundamentales de los niños y niñas es el de la educación, para evitar la marginación. Aprender a leer y escribir es entregarles una herramienta para desenvolverse en cualquier parte del mundo. Es, además, fundamental para el punto siguiente, la comunicación.

COMUNICACIÓN 

Somos animales sociales, decía Aristóteles. Hoy en día, con tal cantidad de población en el globo, es difícil imaginarse viviendo solo y aislado de la sociedad. Existen los ermitaños, sí, que toman la decisión de alejarse. Pero tomemos en cuenta que la naturaleza, desde las células que nos componen hasta los movimientos de los planetas, funciona en base a la interdependencia. La comunicación es esencial en la relación de nosotros seres humanos. El llanto al nacer comunica. Nuestros gestos comunican. Somos seres comunicantes y la lectura y escritura es nuestro código universal. 

Ahora, vamos más allá del ejercicio de decodificación de símbolos: al comunicarnos con el otro abrimos un espectro de relación. Empatizamos, sentimos lo que otro siente, entendemos situaciones ajenas, incluso sufrimos lo que el otro sufre. Lo que le pasa al otro, nos afecta. Es decir, comunicarnos no es solo traspasar información de un lado a otro, sino que, inevitablemente, generamos un lazo. Es exactamente lo mismo que pasa cuando abrimos un libro y nos sumergimos en la historia de un personaje o alcanzamos a sentir el universo del poeta. Imaginamos.

IMAGINACIÓN

Imaginar es crear una representación en nuestra cabeza a partir de lo que vamos percibiendo del mundo. Imaginamos en todo orden de cosas, como pasarnos rollos o jugar. “¿Te imaginai?” es una pregunta muy común que alude a la posibilidad de que una situación imaginada se vuelva real. Y la imaginación es lo que permite que vayamos más allá de la posibilidad dada, sea para mejorarla o simplemente para enriquecerla a nuestro gusto. Y mientras más bagaje cultural tengamos, más amplio será nuestro imaginario. Y, además, mientras más desarrollemos nuestra capacidad de imaginar, más nos humanizamos. 

HUMANISMO

La especie humana ha sido bien vilipendiada últimamente por las atrocidades de las que es capaz en relación a otros humanos o al planeta que nos alberga. La humanidad aquí planteada no refiere a la superioridad humana, sino que a la voluntad de ser mejores humanos; por así decirlo, lo “humano” como antónimo de lo “inhumano”. Vivimos en una sociedad en que todo se cuantifica monetariamente y bien poco espacio queda para desarrollar la humanidad que no tenga que ver con ello. La literatura y las artes en general son expresión de ese espacio que se ve anulado porque “no sirve” al sistema, ¡pero vaya que sirve para la humanidad! Las artes son más humanas que cualquier sistema político de turno. 

LECTURA CRÍTICA

Un libro contiene un universo de pensamientos del autor, quien los dispone de manera ordenada y lógica, no caótica y simultánea, como tal vez se le presentan a primeras en la cabeza. En este ordenamiento mental que genera la escritura (y luego, la lectura), podemos ir divisando argumentos, conclusiones, reflexiones, etc., desde los temas más simples a los más complejos. Vamos, así, razonando, contemplando lo general y profundizando en lo particular, despejando nuestras propias ideas, separando el trigo de la paja. No solo es la mejor arma contra la famosa posverdad, sino que también nos ayuda a desarrollar nuestros propios gustos e intereses, a conocernos mejor.

FELICIDAD

Sentir el placer estético en el momento mismo de la lectura, disfrutando la magia de viajar lejos sin moverse del sitio. Pero además, y todavía mejor, nos permite incorporar un sentido poético a la vida, como bellamente nos mostró Madame Bovary. Un trasfondo poético puede enriquecer la caminata cotidiana por la vereda de siempre o darle un toque novelesco a nuestros propios recuerdos. Contarnos cosas es placentero. Llenar el mundo de símbolos y significados no solo es placentero, sino una necesidad antropológica.

SIMBOLISMO

En fin. Podríamos seguir inventando razones. La respuesta a “¿por qué leer?” no es una sola ni es definitiva o cuantificable. ¿Qué otras razones se les ocurren a ustedes?

Pueden encontrar más y reflexionar sobre la lectura, acercándose a los siguientes libros:

  • Leer el mundo, Michèle Petit
  • Sobre la lectura, Marcel Proust
  • Madame Bovary, Gustave Flaubert
  • La literatura en peligro, Tzvetan Todorov