Ungerer fue un artista multifácetico, a lo largo de su carrera escribió e ilustró libros infantiles, trabajó para las más importantes revistas en Estados Unidos, hizo carteles en contra de la guerra, la segregación racial o el uso de armas nucleares, publicó más de 140 libros, varios de estos con personajes que nos han hecho reír y pensar.

Por Pamela Ferreira

Tomi Ungerer nació en Estrasburgo, Francia, un 28 de noviembre de 1931. Su padre era un conocido fabricante de relojes astronómicos, escritor y también ilustrador, muere cuando Tomi tiene tan solo cuatro años y debe mudarse junto a sus tres hermanos y su madre a Logelbach. Al poco tiempo de estos cambios se desata la segunda guerra mundial y sufre con la invasión nazi; en poco tiempo debió aprender alemán y su lengua natal es prohibida, aunque él y su madre siguieron hablando en francés dentro de casa. 

Tras un breve paso por el ejército y la escuela de artes decorativas, de donde es expulsado, en 1956 va tras el sueño americano y viaja a Estados Unidos con el propósito de trabajar como ilustrador. Comenzó ilustrando para diarios y revistas donde, rápidamente, gracias a su talento e irreverente personalidad se hizo notar. Así es como conoce a Ursula Nordstrom, destacada editora que contribuyó a la transformación de la LIJ, apoyando a autores que veían la necesidad de crear una literatura sensible, honesta y de calidad para la infancia. Es con ella, por entonces editora de Harpers & Row, que publica su primer libro The Mellops Go Flying. Desde ese momento su carrera despega y sigue creando libros para niños, sus creaciones no pasan desapercibidas pues se atreve a mostrar a la infancia situaciones y personajes totalmente distintos a los que se encontraba en los libros de la época. 

ENFRENTAR EL MIEDO

Ungerer no tenía problemas con poner a los niños frente a sus miedos. Como en El ogro de Zeralda, donde un terrible ogro disfruta de comer niños como su platillo favorito o Los tres bandidos, un relato sobre tres temibles bandidos que asaltan a los carruajes que pasan por la carretera. 

En todos mis libros hay un elemento de miedo, siempre trato de provocarles un poco de miedo. ¿Por qué? Es muy importante que superes tus miedos. Como en mi libro Los tres bandidos, lo que me fascina es la tierra de nadie que hay entre el bien y el mal. Esa tierra de nadie es un lugar donde no deberían aniquilarse unos a otros, sino reunirse. Yo creo que el bien puede aprender mucho del mal y el mal puede aprender mucho del bien ¿por qué no podemos divertirnos juntos los unos con los otros? Lo siento, pero la vida es así.

En sus libros los personajes no son estáticos, estos pueden cambiar y evolucionar frente a los lectores planteándose como sujetos desafiantes y muy interesantes. Así, en los libros antes mencionados vemos a estos personajes terribles, por sus acciones y por su apariencia, que a lo largo de la historia van cambiando y actuando muy inesperadamente hacia el final. 

HÉROES INESPERADOS

Fíjate en todos aquellos animales a los que normalmente se detesta o de los que se huye. Cada uno tiene algo que los otros no tienen, así que pueden hacer cosas que los convierten en héroes. 

En Críctor nos presenta a una serpiente que vive como mascota de una elegante señora termina siendo el héroe de la ciudad, o como Flix un pequeño pug, hijo de una pareja de gatos, que logra la unión y el respeto entre perros y gatos. Con relatos como estos, fue desafiando no solo las mentes de los niños y niñas de la época sino que también a una tradición de libros que ofrecían historias tiernas y dulces personajes, que de alguna forma subestimaban las habilidades reflexivas de los niños o su capacidad de conectarse con la realidad y con emociones más allá de lo moralizante.

Esa visión respetuosa sobre la infancia, la expresividad y color en sus ilustraciones más un toque de humor fueron las claves para que Ungerer conquistara con sus libros, no solo a los niños. 

CREADOR MULTIFACÉTICO E INCANSABLE 

Ungerer también tenía otros intereses, los carteles, allí manifestaba sin temor sus ideas contra la guerra o la discriminación con lo que incomodaba a algunos sectores. Pero lo que finalmente le trajo problemas fueron sus libros para adultos que escandalizaron a Estados Unidos y provocó su retiro de las bibliotecas y la censura de toda su obra. Treinta años pasaron antes de que sus libros volvieran a publicarse en el país americano, donde nuevamente pudo reencontrar lectores y lectoras que pese al paso del tiempo acogieron sus libros. 

Sus últimas décadas las pasó en Irlanda, con continuos viajes a Estrasburgo donde se abrió un museo dedicado a su obra en el año 2007. Años antes, en 1998, recibió el premio Andersen, el más importante de la literatura infantil. 

Espera lo inesperado, era una de sus frases y es la mejor para ir conociendo su obra, dejarse llevar, sorprenderse y disfrutar.

Tomi Ungerer, en un retrato de 2000. Créditos: tomiungerer.com