Aunque las celebraciones de Harry Potter se llevaron todas las miradas, este año está de aniversario otra popular franquicia de películas basada en una saga de libros: Los juegos del hambre, cuyo estreno tuvo lugar hace diez años en los cines. En esta nota te presentamos los principales aciertos narrativos que hicieron tan exitosa la trilogía escrita por Suzanne Collins y las maneras en que estos fueron llevados a la pantalla.

Por Pablo del Valle

Diez años han pasado desde el estreno de la película Los juegos del hambre, basada en la novela homónima de la escritora Suzanne Collins (¡cómo pasa el tiempo!). Este exitoso largometraje fue el primero de una saga de cuatro películas, que adaptaron la trilogía juvenil conformada por Los juegos del hambre, En llamas y Sinsajo.

¿De qué se trata la historia? Todo sucede en el país ficticio de Panem, que está dividido en doce distritos dominados por un gobierno totalitario que tiene su sede en el Capitolio. Todos los años, dos jóvenes de cada distrito son sorteados para participar como tributos en Los juegos del hambre, una violenta competición televisada –muy parecida a un reality show– en la que los participantes deben enfrentarse hasta que solo uno de ellos quede con vida. La realización de este evento, que se ha rodeado de tradiciones faranduleras que adormecen a los espectadores, tiene como fin castigar al pueblo trabajador por sus antiguos intentos de rebelión. Para la edición n° 74 de los Juegos, Katniss Everdeen, una cazadora rebelde de dieciséis años, se ofrece como tributo para reemplazar a su hermana Prim. La protagonista –acompañada de Peeta, un sensible panadero– deberá asistir a la competencia con el objetivo de asegurar su supervivencia y, más tarde, hacer frente al opresivo poder del Capitolio. 

La trilogía fue éxito de ventas en todo el mundo y ha sido reconocida por su interesante propuesta literaria, un aspecto que no siempre está asegurado en el circuito de la literatura juvenil. ¿Qué características literarias, además de su excitante trama, hicieron que los libros fueran tan atractivos para tantos adolescentes y jóvenes? A continuación, te presentamos algunos de los mejores recursos narrativos utilizados por la autora y los modos en que estos fueron llevados al cine. 

El punto de vista

Todos los sucesos de Los juegos del hambre están narrados desde la mirada de su protagonista: es la misma Katniss quien nos cuenta su relato. Esta decisión narrativa permite que los lectores conozcamos sus pensamientos más íntimos –que nadie más conoce, dado el carácter reservado del personaje– y nos lleva a sentir en carne propia las intensas emociones que surgen frente a las distintas situaciones. Las películas, aunque no nos revelan lo que sucede en la mente de Katniss, nos acercan a sus experiencias íntimas través de una cámara que sigue de muy cerca a Jennifer Lawrence –la joven actriz que encabeza el elenco– en sus andanzas por bosques, fábricas y pasarelas, que la llevarán a convertirse en el Sinsajo, símbolo de la revolución. 

Jennifer Lawrence representó a Katniss en las adaptaciones cinematográficas de la saga.

La narración en tiempo presente 

La mayoría de las novelas juveniles está escrita en tiempo pretérito, es decir, narran hechos ocurridos en el pasado. Esta saga, en cambio, está narrada en tiempo presente, lo que genera la impresión de que los acontecimientos están ocurriendo en el mismo instante en el que son leídos. Este recurso entrega a los lectores una continua sensación de adrenalina, pues, al igual que la protagonista, no sabemos qué tipo de peligros esperan a la vuelta de la esquina. En la pantalla esta técnica fue representada con una cámara inestable y movediza, especialmente en las escenas de acción que se gestan en las arenas de combate. 

Josh Hutcherson interpretó a Peeta Mellark en las adaptaciones al cine de Los juegos del hambre.

Los capítulos, el ritmo y el cliffhangers 

El cliffhanger es una técnica narrativa que consiste en crear una situación de gran tensión climática e interrumpirla al final de un libro o de un capítulo, de modo que el lector quede con deseos de continuar leyendo. Los juegos del hambre utiliza este recurso al final de casi todos sus capítulos. ¿Cómo no querer comenzar el siguiente si al acabar la página no sabemos si un personaje está vivo o está muerto? 

La autora, además, decidió dividir cada libro en veintisiete capítulos agrupados a su vez en tres actos, para generar varios clímax a lo largo de la historia. La velocidad de la narración varía: existen, por ejemplo, momentos de mucha quietud que acumulan tensión y se ven interrumpidos por sucesos violentos que dan paso a un ritmo particularmente frenético. Las películas logran esta tensión narrativa a través de múltiples recursos audiovisuales –como la música de James Newton Howard que se alterna con el silencio más absoluto en algunas escenas de acción– que hacen que los espectadores no puedan despegarse de la pantalla. 

Las películas logran la tensión a través de la música del compositor James Newton Howard.

Género distópico 

La saga marcó un antes y un después en literatura distópica juvenil, que fue desarrollada luego en otras sagas, como Divergente o Maze Runner. La distopía consiste en la creación de una sociedad ficticia indeseable caracterizada por gobiernos totalitarios y culturas deshumanizadoras (lo contrario de una utopía). Suzanne Collins supo reinventar este género literario –llevado a lo más alto por autores como Huxley, Orwell y Bradbury– adecuando la propuesta a la generación millennial, a través de una sociedad en que la televisión juega un papel clave para la dominación (y liberación) de las masas. Para las películas la producción se preocupó de generar una atmósfera provocativa para los espectadores, con un marcado contraste entre el desarrollo futurista del Capitolio –con sus estrambóticos edificios, peinados y sets de televisión– y el estancamiento temporal de los distritos, marcados por la pobreza y la industrialización. Esta evidente desigualdad induce, casi por obligación, el deseo de hacerse parte de la épica que inspira la rebelión.  

El contraste entre el Capitolio y los distritos hace parte de la historia a los espectadores.

La psicología de los personajes

Los protagonistas cargan con el peso de su pasado marcado por el trabajo y el hambre; y viven situaciones traumáticas que llevan sus emociones al límite una y otra vez, hasta sacar lo mejor y lo peor de sí mismos. ¿Qué siente una adolescente que está perdida en el bosque, obligada a enfrentarse a muerte con otros jóvenes de su edad? ¿Cómo se comporta un muchacho que debe guiar a los sobrevivientes de su pueblo para salvarlos de la aniquilación?  En un escenario tan cruel como el de Los juegos del hambre, Suzane Collins demuestra una admirable capacidad para construir experiencias emocionales coherentes en sus personajes. En las películas, este aspecto fue logrado gracias a un casting con buenos aciertos: Josh Hutcherson (Peeta) y  Liam Hemsworth (Gale), entre otros, realizan caracterizaciones memorables, pero es Jennifer Lawrence quien más destaca, con una representación de Katniss que nos lleva a entender por qué, años más tarde, fue galardonada como mejor actriz por los premios Oscar.

Los aciertos narrativos de Los juegos del hambre nos demuestran una vez más que en la literatura no sólo importa la historia que se cuenta, sino que, sobre todo, cómo se cuenta. ¿Te animas a descubrirlo leyendo esta adictiva saga?