¿Cuáles son las características que definen a un buen mediador o mediadora y de qué forma estas hacen la diferencia con un facilitador de la lectura? ¿Qué habilidades se ponen en práctica dentro del contexto escolar?

Por Carolina Marín

Guiar a los usuarios hacia el camino del gusto por la lectura y construir espacios para el encuentro con los libros, son algunas de las reflexiones que hicimos anteriormente acerca de la importancia del rol de los mediadores de biblioteca en los contextos educativos. 

Claro está que se deben cumplir ciertas funciones claves para el buen desempeño de esta tarea, por lo que en esta ocasión enlistaremos aspectos relevantes en el accionar de un buen encargado. Esto nos permitirá dilucidar cuáles son las características que definen a un buen mediador y de qué forma estas hacen la diferencia con un facilitador de la lectura, considerando que en los actuales paradigmas socioculturales estos se han vuelto una parte esencial. 

Entre las características o habilidades que debe poseer un mediador de la lectura destacan:

Disfrutar la lectura

Es sabido que no existe mejor método para el aprendizaje que la imitación, sobre todo con los más pequeños y pequeñas. Estos, al ver y sentir al otro disfrutando el pasatiempo de la lectura, se contagiarán de este entusiasmo, abriendo paso a la curiosidad y necesidad de experimentar dicha actividad. Además, desarrollar este hábito hará que el mediador cuente con más lecturas que le permitirán llegar con recomendaciones más adecuadas a los distintos tipos de lectores y poder compartir con ellos en instancias de conversación. 

Animación lectora de Laura, Encargada de biblioteca Viva Leer, Arica.

Crear instancias para acercar la lectura

Un buen mediador o mediadora sabe cómo utilizar el tiempo y los recursos disponibles en la gestión de actividades sencillas que tienen por objetivo acercar el libro y la lectura con la comunidad educativa. Esto se puede lograr con simples acciones como de pequeñas intervenciones literarias, animaciones lectoras, o actividades en el que el foco se oriente al libro como principal protagonista de la experiencia (recordemos que el libro, por sí solo, es capaz de entretener y cautivar, capturando la atención de los lectores y/u oyentes). 

Pensar en el otro (empatía)

Quien desempeña la labor de mediación no solo se deja llevar por sus propios gustos e intereses, sino que es capaz de entender las necesidades de otros y ponerse en su lugar para proponer nuevas lecturas y autores acordes a sus realidades; además de motivar con actividades y experiencias orientadas en los usuarios y no en las propias. 

Pensar en las necesidades del otro en lo práctico

Ligado a lo anterior, el buen mediador no solo se dedica a pensar y a crear instancias enfocadas en el otro. Es importante que también las ideas las materialicen en acciones, haciendo de la biblioteca un espacio vivo en el que los usuarios sean el eje de las acciones y de la colección bibliográfica. Esto implica, por cierto, mantener la colección ordenada y clasificada para la fácil utilización de los usuarios.

Lectura en Kamishibai, Escuela Bernardo O'Higgins, Tocopilla.

Todas estas características se ponen en práctica dentro del contexto escolar, dando a la biblioteca la particularidad de ser un espacio abierto y dinámico disponible para toda la comunidad. Asimismo, en conjunto con estas habilidades, imprescindibles en cualquier encargado de biblioteca, se deben ejecutar ciertas funciones en el quehacer diario, entre las que destacan: 

  • Revisar la colección bibliográfica e identificar intereses de sus lectores.
  • Compartir y transmitir el gusto por la lectura.
  • Idear acciones de acercamiento entre la familia y los libros.
  • Conocer los intereses de sus niños y niñas.
  • Entregar nuevas temáticas y textos que pueden ser de interés de sus lectores a través del ejemplo.
  • Construir un puente de acercamiento con los libros a través de la afectividad.
  • Tener en cuenta que poner libros a disposición de otros no es lo más importante, es solo un paso de muchos. 
  • Crear instancias de reflexión y lectura.
  • Tener en claro los actores indispensables para lograr un futuro lector. En palabras de la escritora y promotora de la lectura, Yolanda Reyes: “Para leer en la primera infancia se necesitan un niño, un libro y un adulto, juntos en triángulo amoroso”. 

En conclusión, estas consideraciones nos ayudarán a mantener claros los lineamientos que permiten llevar a cabo la ejecución del trabajo efectivo a diario dentro de la biblioteca. Finalmente, no debemos olvidar jamás que no existe una receta para la mediación exitosa, sino solo práctica y amor por los libros.