Es el Mes del Libro y las bibliotecas lo saben. En nuestra intención por hacer alguna actividad significativa, muchas veces nos perdemos en la grandilocuencia y dejamos de lado el objetivo que nos mueve como mediadores: el fomento lector. Desde la vereda de la sencillez y lo afectivo es que proponemos esta actividad, que requiere poco caldo de cabeza y regala enormes resultados.

Por Carla Davico

Como deja entrever su nombre, la idea de esta actividad es inmiscuirse sorpresivamente en las salas de clase, durante todo el Mes del Libro, con el teatrillo de kamishibai a cuestas, para entregar un regalo lector a cada curso. Los pasos que se despliegan a continuación son sugerencias para abordar la actividad en toda su amplitud, pero cada mediador y mediadora podrá aplicarlos según su propia realidad.

Paso 1: empaparnos de la mística del kamishibai

Investigar sobre su historia nos ayudará a entender mucho mejor esta tradición y nos permitirá transmitir su sentido de mejor manera. Una característica de la cultura japonesa es la de sacralizar los momentos para que no pasen desapercibidos. Ejemplo de ello es la ceremonia del té. Algo tan sencillo como tomarse una taza de té o escuchar un cuento, puede convertirse en un ritual. Pueden encontrar algunas luces sobre la historia del kamishibai aquí.

Créditos: Casa Cuento.

Paso 2: taller práctico entre pares

Es ideal convocar un pequeño taller donde podamos compartir lecturas en kamishibai. En él podemos participar bibliotecarios y bibliotecarias, docentes, asistentes, mediadores en general y todos los que quieran ser parte de la actividad. También puede hacerse un taller interbibliotecario y de esa forma pueden incluso intercambiar cuentos.

En este taller practicaremos la técnica. Nos soltaremos y revisaremos detalles que se van dando en la práctica misma, tales como la eventual necesidad de una mesa auxiliar para ir dejando las láminas leídas, los tiempos de lectura, el volumen, tono y proyección de voz y el manejo manual de las láminas; además de cualquier otra sugerencia que vaya surgiendo de nuestros pares para enriquecer la experiencia lectora.

Paso 3: crear un calendario

Aunque se trata de una intervención sorpresiva para niñas y niños, será necesario concordarla con anticipación con los y las docentes. Para ello, elaboraremos un calendario en el cual puedan ir anotándose los distintos cursos y así nos aseguramos de que ninguno quede fuera y planificamos cada sesión manejando nuestros tiempos. Recordemos que cada grupo es una audiencia particular, por lo que debemos elegir los cuentos pensando en ella específicamente.

Paso 4: regalo lector

Llegado el día y la hora concordada, entraremos a la sala con nuestro kamishibai. Antiguamente, los narradores japoneses anunciaban su llegada haciendo sonar palos de madera (hyoshigi), para convocar a su audiencia. Mientras se hacen sonar los palos, otra persona puede ir preparando el escenario: mesa para apoyar el teatrillo, mantel, música suave, alguna vela o alguna figura que aparezca en la historia. Todo dependerá de lo que el cuento nos inspire.

El hyōshigi es un instrumento musical japonés, que consiste en dos piezas de madera dura o bambú conectadas por una cuerda ornamental. 

Otra manera de hacerlo es haber preparado con antelación la sala y esperar a que los alumnos entren y se encuentren con todo dispuesto.

Para iniciar, se puede dar una pequeña introducción de lo que es el kamishibai. También es bueno invitarlos a que miren las ilustraciones y escuchen la voz, decirles que ellos no tienen que leer, que es una lectura regalada. Luego, se abre el teatrillo frente a la audiencia, como si se abriera el telón de un teatro, siempre con un temple ceremonioso. Se realiza la lectura del cuento, sin actuar, sino que dejando que la vista esté puesta en las ilustraciones y la atención en la voz. Al finalizar, cerrar las puertas del teatrillo como cerrando el mundo mágico al cual se ingresó por unos minutos.

Aquí encontrarán otros consejos prácticos para la lectura.

Paso 5: decantar la experiencia

Para volver al mundo real, es común el uso de matutines. También pueden hacerse algunas preguntas para iniciar una conversación, cuidando, eso sí, no evaluar a niños y niñas, pues se trata de un regalo lector. Aprovechando su entusiasmo, podemos hacer una invitación a la biblioteca, mostrarles el libro del cuento leído (si es que hay) e inspirarlos a usar el kamishibai, contando cuentos a sus queridos, imprimiendo en láminas sus cuentos preferidos o dibujándolas ellos mismos. ¡Las posibilidades son tantas como quepan en la imaginación!

Al finalizar la gira completa, pueden repetir el taller, esta vez para compartir las experiencias y aprendizajes y celebrar a lo rockstar.

Créditos: Ekaré Sur.